La violencia contra mujeres motiva solicitudes de refugio en Brasil

Discutir cuestiones femeninas que involucren a refugiadas y la violencia contra mujeres en los países de origen y en Brasil para estimular la solidaridad femenina transnacional. Ese fue el propósito del debate organizado por la organización católica Caritas, en Río de Janeiro, el miércoles (7).

De acuerdo con Cáritas, el número de mujeres que buscan refugio en Brasil ha aumentado desde 2014, del 30,1% en aquel año al 40,4% en 2015 y al 42,3% en 2016 –hasta noviembre–.

Nina Queiroga, responsable de Relaciones Institucionales en el Programa de Asistencia a Refugiados de Cáritas Río de Janeiro, dice que ese aumento puede estar relacionado con violaciones que ellas sufren en sus países. Queiroga da como ejemplo la República Democrática del Congo, uno de los países con el mayor número de solicitudes de refugio en Río de Janeiro. Hace 20 años el Congo está en una guerra que ha producido 6 millones de muertos.

“En esta guerra, las violaciones contra mujeres tienen muy poca penalización y muy poca represión. Así que tiene que ver con la mayor cantidad de solicitudes de refugio hechas por congoleños en general. Hay también la hipótesis de que las mujeres están entendiendo mejor sus derechos y buscando nuevas realidades de apoyo y refugio.”

Violencia institucionalizada

La congoleña Mireille Muluila está en Brasil desde hace dos años y dice que en su país de origen la violencia contra las mujeres está institucionalizada, tanto como arma de guerra, con violaciones hechas por milicias rebeldes, como dentro de los hogares, ya que la cultura local pone a la mujer en sumisión total a su marido.

Muluila informó que los matrimonios forzados son comunes en el Congo, incluso con niñas en la preadolescencia. Ella dice que muchas veces, cuando llegan los rebeldes, la mujer se ve obligada a huir sin tiempo siquiera para llevar sus ropas. “Esto hace que muchas mujeres estén huyendo de sus países y pidiendo refugio, como aquí en Brasil.”

Solidaridad transnacional

Casos como el de Muluila hicieron que un grupo de mujeres empezara a registrar esas historias. Una de las responsables del proyecto, Luciana Salvatore, afirma que la aproximación comenzó con talleres de cartas y llegó a la película Travessias, que fue exhibida en el debate.

Ella explica que la película surgió debido a la necesidad de conocer a esas mujeres, reunirse con ellas y entender este universo más íntimo. “Que es nuestro, es de ellas, de todas las mujeres. Es todo un trabajo de no violencia y superación dentro del universo femenino. La violencia es similar en el sentimiento. Una mujer violada tendrá el mismo sentimiento en cualquier parte del mundo.”

Bruna Rangel, miembro del colectivo Não me Kahlo (un juego de palabras con la expresión “No me callo” en portugués y el nombre de la feminista mexicana Frida Kahlo), recordó que la violencia de género en Brasil también afecta a esas mujeres que ahora son parte de nuestra sociedad. “Es una cuestión de unión entre las mujeres. Hoy existe una participación muy pequeña de ellas en el parlamento y una inmensa dificultad de implementar políticas públicas, por lo que el apoyo de la sociedad civil es muchísimo importante.”

El debate se produjo por ocasión de la campaña internacional 16 Días de Activismo contra la Violencia Sexual y de Género.

Traducción: Leonardo Vieira