Plan de realojo de inmigrantes en Brasilia acoge a 46 venezolanos

Los inmigrantes contarán con la ayuda de la organización Caritas

Publicado en 20/12/2018 - 22:34 Por Letycia Bond - Brasilia

Veronica Gabriel Castañeda, de 19 años, partió de Venezuela embarazada de cinco meses después de concluir que las violaciones de derechos y el colapso económico que experimentaba en su propio país no tendrían fin en un futuro cercano. En agosto de 2017, además de interrumpir sus estudios universitarios de Biología, la joven se separó de su madre y de una hermana para emigrar hacia Brasil acompañada de su esposo, el administrador Robert Antonio Rodrigues, de 28 años.

Grupo de 46 migrantes venezuelanos chega a Brasília, onde serão acolhidos e encaminhados às casas de passagem alugadas pela Cáritas Brasileira e pela Cáritas Suíça, com o apoio do Departamento de Estado dos Estados Unidos.
Uno de los mayores desafíos para los inmigrantes y refugiados en Brasil es precisamente conseguir ingresar al mercado laboral. - Marcelo Camargo/Agência Brasil

 

La pareja de recién casados llegó al Distrito Federal este jueves (20) como parte de una nueva etapa del programa gubernamental de reasentamiento de venezolanos. Según dijeron a Agência Brasil, lo que más les entristece es separarse de sus padres y abuelos. La pequeña familia integra el grupo de 46 inmigrantes venezolanos que están siendo trasladados este mismo jueves desde la ciudad de Boa Vista (en estado norteño de Roraima) a Brasilia (centro-oeste), la capital del país. Todos contarán con la ayuda de equipos de la organización internacional Caritas. En colaboración con el gobierno federal y el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la entidad desarrolla el programa Pana en siete capitales de todo Brasil.

La decisión de Verónica fue más difícil aún cuando su madre se opuso a su partida. "Si fuera por mí, traería a mi madre y a mi hermana conmigo. Mi mamá, sin embargo, tiene un trabajo. Es enfermera y dice que no dejaría su país ni su profesión. Pienso en trabajar mucho para poder traerla. Hace una semana que la llamé y le dije que viniera a Brasilia. Todo lo que me dijo fue: ‘Tienes que traer a mi nieta’. Llamé a mi abuela el otro día y me dijo: ‘Mira, cuida de tu hija, no voy a conocerla’. Fue duro, muy duro. Empiezas a pensar que no volverás a ver a tu familia”, dijo mientras acunaba a su hija en el Centro de Trabajo Social de Referencia (CRAS), en São Sebastião, a unos 25 kilómetros del centro de Brasilia.

Verónica relató que ella y su esposo están hace un año y cuatro meses en Brasil. "Es difícil dejar atrás tus cosas, tu familia, para venir a otro país. Vinimos a Brasil porque era el país más cercano; no podíamos ir a ningún otro país que no fuera Brasil. No fue fácil; hicimos lo que pudimos. Alquilamos un lugar, comimos, todo con mucho esfuerzo. Algunas personas no tienen la suerte de encontrar a un brasileño que les ayude”, dijo.

Mercado laboral

La pareja planea quedarse en Brasil y buscar más dignidad y autonomía a través del trabajo. "Yo estaba estudiando para ser profesora de biología en mi país, y mi marido también, aunque para una segunda carrera. Era administrador de una agencia de viajes, pero estaba estudiando gestión de recursos humanos”, relató Verónica.

Robert dijo que todos los inmigrantes están en busca de algo mejor para ellos y sus familias. "No venimos a robar el trabajo de nadie; estamos aquí para construir nuestras vidas junto con los demás”, dijo.

En la opinión de Wagner Cesário, asesor nacional para la Migración y el Refugio de Caritas, uno de los mayores desafíos para los inmigrantes y refugiados en Brasil es precisamente conseguir ingresar al mercado laboral.

Traducción: Lucas Magdiel -  Edición: Fábio Massalli / José Romildo

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