Se trata de territorios indígenas, quilombolas y de conservación, bosques públicos y áreas destinadas a asentamientos que son ocupadas ilegalmente por haciendas ganaderas, por ejemplo.
De la Pampa Sudamericana, el 66% se encuentra en Argentina (72 millones de hectáreas), el 18% en Brasil (19,4 millones de hectáreas) y el 16% en Uruguay (17,8 millones de hectáreas).
El 58% de la expansión corresponde a pastizales, que aumentaron en más del 60% entre 1985 y 2022. Gran parte de este crecimiento tuvo lugar en la Amazonia.
Entre las metas previstas hasta 2030 está la ampliación, en 30 millones de hectáreas, de las áreas destinadas a la adopción de prácticas de recuperación de pastos degradados.
La ministra de Agricultura, Tereza Cristina, dijo que la COP26 representará una oportunidad para que el país presente al mundo “el papel positivo de la agropecuaria brasileña en la mitigación de las emisiones y en la adaptación al cambio climático”.