Actos muestran reacción, pero no mejoran la situación del gobierno

Después de una semana tumultuosa para el gobierno federal, decenas de miles de personas salieron a las calles el viernes (18) en varias ciudades brasileñas para manifestarse en contra de la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. En las redes sociales, el movimiento también ganó destaque. Sin embargo, expertos estiman que, aunque mostraron una reacción en defensa de Rousseff, los actos no son suficientes para asegurar la tranquilidad al gobierno.

Luis Felipe Miguel, profesor de ciencias políticas, cree que las manifestaciones atendieron las expectativas del gobierno y demostraron que todavía hay capacidad de movilización. “Otros intentos de llevar la gente a la calle contra la destitución habían sido frustrados, y eso daba la idea de que Brasil estaba a favor [de la salida de Rousseff]. Ahora se pudo percibir que es diferente”, dijo el científico.

Según él, no es relevante el hecho de que las manifestaciones contra la destitución fueron más pequeñas que los actos del domingo anterior, contra el gobierno. “Las manifestaciones del domingo fueron ampliamente difundidas por los grandes medios de comunicación, había grandes intereses comerciales. Las de ayer no contaban con esa ayuda”, comparó.

Para el politólogo Waldir Pucci, del Centro Universitario del Distrito Federal, las manifestaciones muestran que Rousseff todavía tiene apoyo. “Es diferente de la situación de Fernando Collor [expresidente], cuando había una unanimidad sobre su salida de la presidencia.” Según Pucci, la porción de la sociedad que salió a las calles el viernes contra el juicio político influye en la situación política actual, pero no fortalece al gobierno.

Pucci mencionó la manifestación en São Paulo, que reunió a 80 mil personas, “pero aún así fue menor que la manifestación del domingo [a favor de la destitución]”. “Eso tendrá un peso político, pero todavía no logra fortalecer otra vez el gobierno, que está debilitado”, analizó.

Otro científico político, Márcio Coimbra, señaló que “la movilización fue más pequeña que lo que necesitaba el gobierno”. Él señaló que circularon en la Internet fotos de manifestantes que llegaban en autobuses y de organizadores distribuyendo meriendas, lo que “debilita el valor popular del evento”. Según Coimbra, las manifestaciones en favor del gobierno fueron diferentes de las protestas espontáneas contra Rousseff que tuvieron lugar el miércoles (16) tras el nombramiento del expresidente Lula da Silva como ministro.

Las manifestaciones del viernes (18), según la doctora en ciencias sociales Ana Claudia Farranha, muestran que nadie “ganó el juego”. Farranha subrayó que los actos no fueron exactamente una manifestación a favor del gobierno, pero muestran que hay un incómodo en la sociedad acerca de la conducción de algunos casos. “Si hay indignación por la corrupción, hay también por procedimientos que no llevan a la democracia, como el caso de las escuchas telefónicas y la forma como el proceso de juicio político está siendo juzgado. Nuestra democracia no es un juego ganado, sino a ser jugado”, sostuvo.

Traducción: Leonardo Vieira