Brasil: Estatuto del Niño y del Adolescente cumple 30 años

En 1990, uno de cada cinco niños y adolescentes brasileños estaba fuera de la escuela, y uno de cada diez entre los 10 y 18 años no sabía leer ni escribir. Por cada mil bebés nacidos vivos en el país ese año, casi 50 no murieron antes de completar un año, y cerca 8 millones de niños y adolescentes hasta los 15 años fueron sometidos a trabajo infantil.

Los investigadores y los defensores de los derechos sostienen que el país dio un paso importante para cambiar ese panorama en aquel encontes, cuando se promulgó el Estatuto del Niño y el Adolescente, conocido como ECA. El documento cumple 30 años este lunes (13).

Tres décadas más tarde, el porcentaje de niños y adolescentes que no asisten a la escuela se redujo del 20% al 4,2%, la mortalidad infantil se redujo a 12,4 por cada mil y el trabajo infantil dejó de ser una realidad para 5,7 millones de niños y adolescentes.

El estatuto se considera fruto de una época en la que la noción de los derechos de los niños y adolescentes cambió tanto en el país como en el mundo. Mario Volpi, coordinador del Programa de Ciudadanía para Adolescentes del Fondo Internacional de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), dice que Brasil desempeñó un papel activo en las conversaciones internacionales que condujeron a la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño, promulgada en 1989 y firmada por 196 naciones.

Incluso antes de que el pacto fuera ratificado en Brasil, en 1990, los conceptos discutidos en la ONU contribuyeron a la inclusión del artículo 227 en la Constitución Federal de 1988, que estipula que es "el deber de la familia, la sociedad y el Estado asegurar al niño, al adolescente y al joven, con prioridad absoluta, el derecho a la vida, la salud, la alimentación, la educación, el ocio, la profesionalización, la cultura, la dignidad, el respeto, la libertad y la convivencia familiar y comunitaria, además de ponerlos a salvo de cualquier forma de abandono, discriminación, explotación, violencia, crueldad y opresión".

Aprobada dos años después de la Constitución, la ECA tiene su origen en el artículo 227 y consolida el debate que la precedió, declarando a los niños y adolescentes sujetos dotados de derechos, a los que se debe garantizar la protección plena, además de oportunidades de desarrollo con libertad y dignidad.