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Medio ambiente

Triplicaron los desastres relacionados con las lluvias en Brasil

Se analizaron registros del período 1991-2023
Fabíola Sinimbú — Reportera de Agência Brasil
Publicado en 06/07/2025 - 09:00
Brasilia
Trizidela do Vale (MA) - O município de Trizidela do Vale tem quase 90% da população atingida pelas as enchentes Foto: Antônio Cruz/ABr
© Antônio Cruz/Agência Brasil

Entre los años 2020 y 2023, Brasil enfrentó 7.539 desastres climáticos causados por lluvias intensas. Esta cifra representa un aumento del 222,8% respecto a los eventos ocurridos durante toda la década de 1990, cuando se registraron 2.335 episodios de esta naturaleza.

Se trata de torrentes, inundaciones, tormentas y deslizamientos de tierra que, desde 2020, han ocurrido con mayor frecuencia e intensidad. Los datos provienen del informe Temporadas de las Aguas: El Desafío Creciente de las Lluvias Extremas, parte de la serie Brasil en Transformación, elaborado por la Alianza Brasileña por la Cultura Oceánica y coordinado por el Programa Maré de Ciência de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp).

Según Ronaldo Christofoletti, investigador de la Unifesp que lidera el equipo del estudio, los resultados revelan, a partir de datos consolidados a largo plazo, lo que ya viene ocurriendo.

“Estamos presentando datos del pasado que muestran que ya ha aumentado el número de este tipo de desastres climáticos, especialmente en las regiones Sudeste y Sur, donde la ciencia ya prevé mayor intensidad de lluvias”, dijo Christofoletti.

De acuerdo con el investigador, los datos también corroboran las proyecciones del Panel Brasileño de Cambio Climático (PBMC), que apuntan una tendencia de cambio en el régimen pluviométrico brasileño, con un aumento del 30% de las lluvias en las regiones Sur y Sudeste y una reducción de hasta el 40% en el Norte y Nordeste, hasta finales de este siglo, en 2100.

“Entonces, empezamos a ver estos cambios en el tiempo y el espacio, y en algunos lugares lloverá mucho, hasta el punto de causar desastres, incluso en sitios donde esto no era esperado. Como ya vimos, y estamos viendo nuevamente, en Río Grande del Sur, con mucha agua en muy poco tiempo. Y luego tendremos regiones que ya recibían poca agua, como el sertão, que pasarán a recibir aún menos lluvia”, explica.

El informe detalla datos del Sistema Integrado de Información sobre Desastres (S2ID) del Ministerio de Integración y Desarrollo Regional en el período de 1991 a 2023. A lo largo de estos 32 años, al aplicar un recorte específico para desastres climáticos causados por lluvias intensas, el número total de eventos fue de 26.767.

Durante ese período, el 64% de estos desastres fueron de naturaleza hidrológica, de los cuales las torrentes fueron los más frecuentes, representando más de la mitad de ese porcentaje (55%), seguidos por las inundaciones, que fueron el 35%.

Los desastres de naturaleza meteorológica causados por lluvias representaron el 31% de las más de 26 mil eventos en ese período. Las tormentas sumaron el 75% de ese porcentaje.

Menos frecuentes, los desastres de naturaleza geológica representaron solo el 5% del total, siendo que el 91% de los registros de este grupo fueron casos de deslizamientos de tierra.

Ciudades

El estudio también presenta un análisis sobre estos desastres en las ciudades brasileñas. En total, hasta ahora, los eventos extremos asociados a las precipitaciones afectaron a 4.645 ciudades, lo que representa alrededor del 83% de los municipios brasileños. En la década de los 90, solo el 27% de ese total había sido afectado, y en la primera década de 2000, el 68% de las ciudades ya habían enfrentado algún desastre por lluvias.

La evolución de estos números impacta de diversas formas a quienes viven en las ciudades afectadas, dicen los investigadores. “Vamos a tener impactos directos e indirectos. Como impacto directo de la lluvia extrema y las inundaciones, puede haber pérdidas materiales de viviendas, infraestructura, impactos en la producción, desplazamiento de personas, impactos en la salud. Y ahí se comienza a entrar en un segundo escenario, que es la pérdida que no se puede medir directamente: la de la salud mental", añadió Christofoletti.

El cambio en el régimen de lluvias en el país también aparece en un estudio de la Agencia Nacional de Aguas y Saneamiento Básico (ANA), que señala una disminución en la disponibilidad de recursos hídricos, la cual puede superar el 40% en cuencas hidrográficas de las regiones Norte, Nordeste, Centro-Oeste y parte del Sudeste, hasta 2040.

Para Christofoletti, las consecuencias de estos impactos presionarán a las poblaciones de esas regiones, llevando a nuevos flujos migratorios de refugiados climáticos. “Es esa familia, son esas personas, que van a darse cuenta de que tendrán que desplazarse de su territorio a otro, porque ya no pueden tener la vida que tenían. Sea por inseguridad, por tratarse de una zona muy inundable, una ladera, o porque dependían de una agricultura familiar que ahora ya no es viable allí. Entonces, la tendencia de crecimiento de los refugiados climáticos en el mundo es muy fuerte”, afirmó el investigador.

Adaptación

Según Juliana Baladelli Ribeiro, especialista en soluciones basadas en la naturaleza e integrante del equipo de investigación, estos datos son una alerta para la movilización de gestores públicos, del sector privado y de organizaciones sociales para implementar estrategias sostenibles, especialmente en los centros urbanos.

Juliana destacó que, entre las estrategias complementarias, es necesario considerar un conjunto de soluciones basadas en la naturaleza, que añaden resiliencia y calidad de vida a las ciudades.

“No estamos diciendo que simplemente las soluciones basadas en la naturaleza serán la ‘bala de plata’, pero entendemos que son muy importantes en este contexto, porque es un tipo de tecnología que utiliza infraestructura verde para solucionar estos problemas y ofrece beneficios adicionales múltiples”, explicó la especialista de la Fundación Grupo Boticário.

Algunos ejemplos citados por Juliana son los jardines de lluvia, parques urbanos y lagunas artificiales como parte de los sistemas de drenaje. “Si, en lugar de un gran reservorio de concreto, hay un parque o una laguna – como aquí en Curitiba, por ejemplo, el Parque Barigui –, en un día de lluvia intensa, esa laguna se llena, el parque se inunda, y está bien, porque no hay ninguna estructura allí que se vea gravemente perjudicada.”

Por otro lado, la infraestructura del parque permanece disponible en los días sin lluvia, proporcionando confort térmico a la ciudad, además de ser un espacio para el ocio, la contemplación y la práctica de ejercicio, destaca la experta.

Fronteras

Ronaldo Christofoletti añade que el estudio, además de reunir datos que servirán como base para el desarrollo de ciudades y economías más resilientes, aporta reflexiones sobre la integración de todo el planeta a través de los diferentes biomas existentes. “No se trata solo del bioma en el que vivo, ya sea la Mata Atlántica, la Amazonía o el Pantanal. El estudio muestra, efectivamente, cuál es la importancia de las regiones polares, en este caso, de la Antártida, para Brasil.”

Según el investigador, las causas señaladas para el cambio en el régimen de lluvias en algunas regiones de Brasil también se deben a la presión del calentamiento global en la región polar. “La alteración de este ciclo de lluvias se debe, básicamente, al aumento de la temperatura del aire debido a los gases de efecto invernadero, sumado a la variación en la llegada de los frentes fríos, que, principalmente en el Sudeste, Sur y Centro-Oeste de Brasil, es lo que regula los períodos de lluvia”, concluyó.