El poeta brasileño Manoel de Barros murió este miércoles (13) en Campo Grande, estado de Mato Grosso del Sur. Conocido por el lenguaje coloquial –al cual llamaba "idiolecto manoelés archaico"– y por buscar inspiración en los temas más simples y banales, Barros decía que era posible resumir su trayectoria de vida en pocas líneas.
"Nací en Cuiabá, en diciembre de 1916. Me crié en el Pantanal de Corumbá. Solo les di trabajo y angustias a mis padres. Viví como mendigo y paria en todas las partes de Bolivia y Perú. Viví en los lugares más decadentes porque me gusta imitar a los lagartos y las piedras. Me busqué la vida entera y no me encontré –por lo que fui salvo–. Estoy en la categoría de padecer de lo moral, porque solo hago poesía”
Barros comenzó a esbozar sus primeros poemas a los 13 años de edad. Su primer libro, titulado Poemas, fue publicado en 1937, cuando tenía 21 años. Poco dado a la política partidista, llegó a integrar el Partido Comunista Brasileño, pero no por mucho tiempo. Desde la década de 1950, conciliaba la literatura con la gestión de la finca que heredó de sus padres.
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Barros solía bromear acerca de la importancia de la poesía:
"Cada vez que deseo decir algo, no hago nada; pero si no deseo decir nada, hago poesía"
Fragmentos de sus poemas son a menudo citados por el ingenio y buen humor. Desde que fue hospitalizado, dos versos en especial han sido muy citados en los medios de comunicación y en las redes sociales.
"No me hace falta el fin para llegar. Del lugar donde estoy, ya me fui."
En un comunicado, el Ministerio de Cultura lamentó la muerte del poeta, y afirmó que su obra nunca será olvidada.