La presidenta Dilma Rousseff defendió en los últimos días el respeto a la democracia brasileña. Ante la crisis económica y las denuncias de corrupción, sectores opositores han llegado a hablar de nuevas elecciones e incluso de juicio político a la mandataria.
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Este lunes (10), mientras entregaba las llaves de viviendas populares en São Luís, estado de Maranhão, Rousseff afirmó que rechazará sistemáticamente lo que llamó un “todo vale” contra cualquier gobierno –federal, departamental y municipal.
La mandataria brasileña admitió que el país se enfrenta a un momento de dificultad, aunque aseguró que se trata de una tormenta pasajera y que los programas sociales no serán suspendidos. El viernes pasado, en Boa Vista, estado de Roraima, Rousseff dijo que nadie quitará a su mandato la legitimidad que recibió en las urnas.
Sobre la propuesta de nuevas elecciones presentada por dos partidos opositores, la presidenta brasileña afirmó que a lo largo de su vida ha pasado por muchos momentos difíciles, pero sabe soportar la presión.
Para Rousseff Brasil es actualmente un país “robusto”, que tiene reservas internacionales y ha progresado mucho al sacar millones de personas de la pobreza extrema.
El viernes pasado, el vicepresidente de la República, Michel Temer, negó que esté renunciando a su función de coordinador político del Gobierno y consideró totalmente infundados los rumores. En su cuenta de Twitter, Temer afirmó que tiene responsabilidad con el país y con la presidenta Dilma Rousseff.
