Negros representan el 28,9% de los estudiantes de posgrado

El día 13 de mayo marca la abolición formal de la esclavitud en Brasil, pero el país está lejos de erradicar el racismo que sigue vigente en sus instituciones. En las universidades, sitios de construcción del conocimiento, el problema se perpetúa pese al sistema de cuotas raciales, y, más aún, en el posgrado y en la investigación científica, donde son escasas las acciones afirmativas.

El número estudiantes afrodescendientes de maestría y doctorado más que se duplicó de 2001 a 2013, pasando de 48,5 mil a 112 mil, según revelan los datos de la Encuesta Nacional por Muestro de Domicilios (PNAD), difundidos por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). Teniendo en cuenta únicamente los estudiantes negros, la cifra avanzó de 6 mil a 18,8 mil, lo que supone un aumento de más de tres veces.

Aunque representen la mayoría de la población (52,9%), los alumnos negros corresponden solamente a un 28,9% del total de estudiantes de posgrado. Sin embargo, el número de estudiantes blancos en esta etapa de la educación también se elevó en los últimos 12 años de 218,8 mil a 270,6 mil.

“La comunidad negra cuenta con cada vez más titulados de máster o doctorado. Hay más personas calificadas para conducir y liderar investigaciones. Sin embargo, la universidad está todavía controlada por los intereses de los blancos”, afirmó Jurema Werneck, coordinadora de la organización no gubernamental Criola y doctora en Comunicación y Cultura. “La verdad es que crece la formación de investigadores, pero las condiciones para que ellos participen en investigaciones o las produzcan es todavía bastante limitado”, agregó.

Una encuesta divulgada este año por el Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), instituto dedicado a promover la investigación en Brasil, muestra que de las 91.103 becas de formación e investigación que distribuyó en enero de 2015, un 26% estaban dirigidas a estudiantes negros, mientras que el 58% se destinaban a blancos. El porcentaje de indígenas, por su vez, no llega al 1%. Alrededor del 11% de los becarios no declararon su raza.

"El racismo en el ambiente de investigación académica no está vinculado tan solo a la presencia o a la ausencia de investigadores negros, sino que se arraiga en la producción científica actual, que está claramente orientada al racismo. No hay datos sobre raza/color, eso es algo que no se investiga, por ejemplo”, señala Werneck.

Para la psicoanalista y profesora jubilada de la Universidad de Brasília Maria de Lourdes Teodoro, el número de estudiantes negros en el posgrado es todavía insignificante. “Es insignificante en comparación con lo que debería ser si hubiera justicia social en Brasil, si no hubiera una marginación histórica, que resulta difícil revertir en el pleno sentido porque las desigualdades son grandes”.

Teodoro se graduó en literatura brasileña y lengua extranjera moderna por la Universidad de Brasília, en 1972. Después de encontrar las puertas cerradas para estudiar una maestría en Brasil, se trasladó a Francia, donde cursó la maestría y el doctorado en la Universidad de París III (Sorbonne-Nouvelle). “Cuando regresé, fue la primera vez que experimenté el desempleo en Brasil. Es curioso, porque en general uno no consigue trabajo por no tener capacitación. Yo la tenía”, relata. Su currículo incluye también un postdoctorado en la Universidad de Harvard.

“Quizás un estudiante negro tiene más dificultades para movilizarse, sentirse motivado y seguir adelante con sus proyectos. Le toca hacer un mayor esfuerzo personal, una vez que el racismo existe y que son más fuertes los obstáculos a superar”, dijo la experta. “Quien está en la lucha tiene que afrontar las dificultades. Y si el racismo es un problema, es un problema que debe ser enfrentado. Quienes lograron graduarse e iniciar los estudios de posgrado –nosotros, los negros, en este caso– tenemos que prepararnos cada vez más para hacer frente a esas dificultades y tratar de superarlas”, dijo.

Para la doctoranda en Comunicación Kelly Quirino, existe una dificultad en abordar la cuestión racial en Brasil. “Se nos ha introyectado la idea de que vivimos en una democracia racial. Veo la dificultad de lidiar con ese problema, tanto en la universidad como en otros sectores sociales”, comenta. “La mayor dificultad con que me encuentro es estar en un espacio universitario donde no hay estudiantes negros en el posgrado. Cuando los hay, es difícil manejar el tema racial. La academia brasileña es una academia elitista”.

Traducción: Lucas Magdiel