Rodeada de hidroeléctricas, reserva en la Amazonia aún carece de energía
El sol se pone y en las comunidades de la Reserva Extractivista Tapajós-Arapiuns, en Pará, las luces comienzan a aparecer a las 19.00, cuando se activan los generadores. Lo favorito de la comunidad por la noche es ver las telenovelas y las noticias en la televisión. La diversión, sin embargo, tiene hora para terminar, y a las 22.30 ya no se escucha más el sonido de las teles.
Aunque rodeada por plantas hidroeléctricas, esa reserva en la Amazonía no tiene energía. La luz solo llega a las comunidades a través de generadores a diésel, mantenidos por asociaciones locales con la contribución de los residentes, quienes pagan un promedio equivalente a unos US$ 9,20 al mes. La cuota también garantiza el acceso al agua que, por lo general, proviene de pozos artesianos, pero llega por tuberías a algunas comunidades.
Para José Rosário Fonseca, de 70 años, residente de la comunidad São Pedro, la mayor expectativa respecto a la electricidad es tener agua fría para beber. Él paga por el uso de un generador del bar vecino, donde la energía está disponible por un tiempo más largo, de las 16.00 a las 23.00. “Apenas se puede enfriar un poco el agua, pero al día siguiente ya está caliente de nuevo”, se lamenta.
En la era de la lámpara
La garantía de energía ininterrumpida es una demanda de las comunidades y una necesidad en muchas áreas, en particular la salud. Remedios como sueros antiofídicos para mordeduras de serpientes e insulina para pacientes con diabetes podrían ser almacenados en los centros de salud locales, sin la necesidad de desplazamientos constantes a Santarém, la ciudad más cercana.
“Recientemente hubo un accidente y un muchacho fue mordido por una serpiente venenosa, surucucu. Ese día, yo estaba en Santarém. El técnico de enfermería me llamó, pero yo no podía volver. Otra enfermera tuvo que ponerse en contacto con la lancha ambulancia, en São Pedro, pero ella no tenía condiciones de transportar al paciente. Tuvimos que utilizar la lancha de la escuela para llevarlo a Santarém”, cuenta la enfermera Marcela Amaral, de 32 años, residente de la comunidad Mentai, una de las pocas que tiene un centro de salud.
La energía también facilitaría la vida de Ivaldo Cruz Basílio, de 43 años, un líder comunitario de Surucuá, que trabaja con la producción de muebles a partir de madera caída que recoge de la floresta. Para utilizar las máquinas de aserrar y pulir la madera, él necesita electricidad y solo puede hacer algunas actividades cuando el generador de la comunidad está funcionando.
Cerca de la reserva están dos grandes centrales hidroeléctricas, Tucuruí y Belo Monte. El presidente de la Asociación Comunitaria de Vila Franca, Raimundo Guimarães Gamboa, de 58 años, lamenta que la proximidad a grandes complejos de generación de energía no significa beneficio para las comunidades. “En esta parte de la Amazonía donde vivimos, sobre todo en los dos estados, Pará y Amazonas, estamos rodeados por plantas hidroeléctricas y todavía utilizamos lámparas de queroseno para iluminar las casas”, dice Gamboa.
Luz para todos
Solucionar la falta de energía en la región es el objetivo del Programa Luz para Todos, puesto en marcha por el Ministerio de Minas y Energía en noviembre de 2003 y llevado a cabo en colaboración con concesionarias de energía de todo el país, que tienen metas anuales.
En un comunicado, el ministerio dice que está estudiando la situación de la Reserva Tapajós-Arapiuns y recolectando datos para definir la mejor y más viable manera de atenderla. “En Pará, el servicio estará a cargo de Celpa (Compañía de Electricidad del Estado de Pará), dentro de las reglas del Programa Luz para Todos hasta el año 2018 y continuará en su plan de universalización hasta la fecha que será establecida por la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel)”, afirma el comunicado.
Respecto a otras reservas de la región, el ministerio dice que las obras se encuentran en fase de diseño y definición sobre el tipo de servicio –red eléctrica convencional, miniplanta fotovoltaica o sistema fotovoltaico individual–. Solo la reserva Verde Para Sempre tiene previsto el inicio de las obras: 1er semestre de 2017.
Creada hace 18 años, la Reserva Extractivista Tapajós-Arapiuns, ubicada en los municipios de Santarém y Aveiro, es uno de los macizos verdes mejor conservados de Pará, estado que acumula la mayor superficie deforestada en la Amazonía Legal desde 1988 hasta 2016. Compuesta por 74 comunidades, la reserva concilia generación de ingresos para los residentes y conservación de la Floresta Amazónica.
Traducción: Leonardo Vieira
Fonte: Rodeada de hidroeléctricas, reserva Tapajós-Arapiuns aún carece de energía