Avistado un lobo marino en Maricá, costa de Río de Janeiro
Un lobo marino visitó la Playa de Itaipuaçu, ciudad de Maricá, el pasado domingo (22). Según informó la alcaldía, el área fue aislada por agentes de la Defensa Civil y biólogos del Proyecto de Monitoreo de Playas de la Cuenca de Santos, quienes están supervisando al animal.
Se cree que podría tratarse del mismo ejemplar que fue visto anteriormente en las arenas de la playa de Ipanema, en la zona sur de Río de Janeiro, y en Niterói, al cual han apodado Joca.
En la mañana del mismo domingo, el mamífero acuático ya había sorprendido a los bañistas en la Playa de São Francisco, Niterói, luego de nadar por la Bahía de Guanabara. Según informó el gobierno municipal, permaneció allí solo por unos minutos antes de regresar al mar.
El pasado miércoles (18), un lobo marino apareció en las arenas de la Playa de Ipanema, en la zona sur de Río de Janeiro, y volvió al mar el viernes (20). Como la migración de esta especie es poco común en esta época del año, se cree que se trata del mismo ejemplar visto en Niterói. No obstante, la alcaldía informa que no “es posible confirmar que sea el mismo animal que estuvo algunos días en las arenas de Ipanema”.
En un comunicado, la alcaldía recomienda precaución ante la presencia del animal. “La Guardia Ambiental de Niterói explica que, en caso de avistamiento de animales, las personas no deben acercarse ni ofrecerles ningún tipo de alimento”.
La bióloga Daniela Meriano enseña que los lobos marinos “son mamíferos conocidos por su habilidad para estar tanto en el agua como en la tierra”.
Los machos pueden medir entre 2 y 3 metros, llegando a pesar hasta 250 kilos, mientras que las hembras pueden alcanzar entre 1,5 y 2,5 metros de largo, con un peso de hasta 120 kilos.
“Frecuentemente son vistos en áreas costeras. También aparecen en las playas y en las rocas. No son tan comunes como las focas, pero pueden avistarse en diferentes momentos del año, especialmente en la época de reproducción, que ocurre de septiembre a diciembre, y cuando están en búsqueda de alimento”, añade la bióloga.
Meriano refuerza que la recomendación de no acercarse debe cumplirse tanto por el bienestar del bañista como del animal. “¿Por qué por el bien del animal? Porque nosotros tenemos varios microorganismos que pueden ser patológicos para él, que además no está acostumbrado a la presencia de humanos, por lo que podría estresarse con esta proximidad, y no sabemos qué podría ocurrir”.
*Estudiante en prácticas bajo la supervisión de Mariana Tokarnia