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Política

Debate político en Brasil está “infantilizado”, dice investigadora

Esther Solano, quien investiga las manifestaciones en Brasil, dice que
Ana Elisa Santana – Reportera del Portal EBC
Publicado en 23/03/2016 - 20:08
Brasilia
Professora Esther Solano
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Professora Esther Solano

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Los ánimos en Brasil andan exaltados por esos días, y el debate político en el contexto actual se queda en lo superficial, según la investigadora Esther Solano, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp). Para Solano, que estudia las manifestaciones en Brasil desde las protestas de junio de 2013, los actos que se realizan hoy bajo consignas anticorrupción están marcados por una polarización que llega a ser perjudicial. “Vemos que hay mucho más odio, una creciente polarización y discursos muy emocionales, con poca solidez política y muy pocos argumentos. Un discurso que hace casi imposible el diálogo”, dice.

De acuerdo con la profesora, la tendencia es que los manifestantes, al mantenerse en los “guetos ideológicos” de sus redes sociales (que son hoy día los mayores instrumentos de movilización), no desarrollan una visión crítica sobre la situación política y promueven la imagen de héroes y villanos dentro del juego político. “El debate político ya no es un debate de ideas, sino casi una lucha moral entre el bien y el mal, entre figuras simbólicas, héroes... se trata de un debate muy infantilizado”, explica.

Esther Solano brindó esta entrevista al Portal EBC en el mismo día en que el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva –uno de los principales blancos de las protestas– tomó posesión como ministro jefe de la Casa Civil. Habló sobre el posible fortalecimiento de Lula, en caso de que logre ejercer su cargo, y también sobre políticos opositores que se muestran como una opción para los manifestantes que han salido a las calles, como Jair Bolsonaro e incluso Aécio Neves, que fue abucheado en la protesta del 13 de marzo.

Portal de EBC: ¿El perfil predominante de las personas que han salido a las calles para manifestarse contra el gobierno sigue igual desde el 2015?

Esther Solano: El perfil de los manifestantes se mantiene muy constante en el tiempo. Desde la primera manifestación, el año pasado, hasta esta última, que fue la mayor, no vemos cambios. Son en su mayoría personas de clase media blanca, de un grupo de edad más avanzada. Es evidente que los organizadores se dirigen a un perfil muy específico, y de hecho no tienen interés en incorporar o no logran incorporar otro tipo de manifestantes. Usan un discurso que no convence a otros grupos sociales. Ya hemos detectado un sentimiento antipetista [contra el oficialista Partido de los Trabajadores, PT] en la periferia y hay gente allí que sale a protestar. Sin embargo, para esas personas, en cierta manera, la Avenida Paulista es otro mundo; está demasiado lejos no solo física sino también simbólicamente.

Portal de EBC: Para usted, ¿cuál es la diferencia entre las últimas manifestaciones y las protestas ocurridas en junio de 2013?

Esther Solano: Hay cierta similitud en lo que se refiere a la catarsis colectiva. Es un momento de excitación social, y todos quieren salir a las calles. Da la impresión de que la gente no tiene mucho tiempo para reflexionar políticamente sobre lo que está sucediendo. Todo el mundo vive un momento de euforia colectiva, y comparten un montón de cosas en internet. Pero las diferencias son muchas. En junio de 2013, las protestas sacaron a las calles personas de opiniones muy diversas, mientras que lo que estamos viendo hoy es una sociedad polarizada, dividida, que no consigue entablar un diálogo. Por un lado hay los que están a favor del impeachment, y por otro los que defienden a Lula y Rousseff. No era así en 2013. Los organizadores, quizás por cuestiones políticas o partidistas, supieron canalizar el sentimiento de insatisfacción y anticorrupción, haciéndolo converger hacia el sentimiento anti-Lula y anti-Rousseff.

Hay un gran número de personas que se manifiestan contra el sistema político entero, incluso contra el PSDB y el PMDB, pero lo que prevaleció en las últimas protestas fue el antipetismo. La sociedad está muy polarizada y el odio que emana de las protestas de hoy es algo que no veíamos en junio de 2013. Por aquel entonces ya se izaba la bandera contra la corrupción y en pro de un cambio político, pero hoy vemos mucho más odio, una creciente polarización y discursos muy emocionales, con poca solidez política y muy pocos argumentos. Un discurso que hace casi imposible el diálogo.

Portal de EBC: Las redes sociales se han convertido en un foco de movilización y debate. En su opinión, ¿cómo influyen en ese panorama?

Esther Solano: Por un lado, las redes sociales son un enorme factor de movilización política. Sin embargo, hay un aspecto negativo que tener en cuenta, que es precisamente la simplificación del debate político. Se comparten informaciones a un ritmo muy rápido y superficial: en Facebook, por ejemplo, nadie lee en detalle los reportajes; todo el mundo difunde titulares sin saber si son verdad o si se tratan de rumores. La gente va compartiendo todo eso y no tiene tiempo para hacer una verdadera reflexión. La información política que uno forma así es muy precaria. Además, las redes sociales son guetos ideológicos, pues los amigos que tenemos allí suelen ser los que piensan parecido a nosotros. Así que en lugar de discutir e intercambiar ideas, te encuevas dentro de tus propias ideas y en el círculo de los que piensan igual que tú, y el debate no avanza. Cuando sí hay debate, viene cargado de odio. Aunque sean una plataforma política, las redes sociales desgraciadamente tienen esta característica: empobrecen las discusiones y las hacen muy polarizadas.

Portal de EBC: ¿Le parece que eso tiende a alimentar la carga emocional de los discursos?

Esther Solano: Las instituciones están muy débiles y atraviesan una crisis democrática muy grave. La mayoría de las personas no creen que el Congreso funcione, y se sienten enojadas, frustradas e incluso engañadas. Cuando se tiene un descrédito tan grande respecto a las instituciones, las propuestas racionales y argumentativas y el programa político dan lugar a las emociones y al odio. Aparecen entonces personajes que acaban contribuyendo a la polarización. Mientras unos piensan que Sérgio Moro es el salvador de la patria, un héroe, y lo ponen por encima del bien y del mal, los apoyadores de Lula también lo ven como a un superhombre. El debate político ya no es un debate de ideas; es casi más una lucha moral entre el bien y el mal, entre figuras simbólicas, héroes... en suma, un debate muy infantilizado.

Portal de EBC: ¿Puede la toma de posesión de Lula como ministro reforzar esa polarización?

Esther Solano: Por ahora, sí, pues el pensamiento predominante es “Moro contra Lula” y “Lula contra Moro”. Me parece que Dilma [Rousseff] también está personificando un poco ese debate. Sin embargo, si observamos los manifestantes y las pancartas, aún vemos esa lucha del “bien contra el mal”. Si Moro, en la [Operación] Autolavado, no consigue presentar pruebas más contundentes contra Lula, si no se acepta la suspensión de su nombramiento en la Casa Civil y él consigue mantenerse en la política, va a tomar aliento, pues entonces tendremos la figura del Lula perseguido, víctima de una justicia politizada. Vamos a ver cómo se desarrollan los hechos, pues Lula es una figura muy simbólica. O sea, dependiendo de lo que ocurra, él podría reforzar una imagen de mito.

Portal de EBC: ¿Le parece que hay un conflicto en el análisis crítico de los manifestantes acerca de lo que es legal o no? ¿Cómo la divulgación de las escuchas de la Operación Autolavado podría afectar el curso de los acontecimientos?

Esther Solano: Una justicia que es politizada y muy mediática pierde su carácter de justicia, por lo que el juego que la Operación Autolavado está jugando con la prensa, para mí, es muy peligroso. Una de los rasgos de la justicia es precisamente su sobriedad, y cuando existe un juego mediático, manipulaciones políticas pueden suceder fácilmente. La justicia necesita también ser muy responsable; de ahí que Moro, cuando dio a conocer las escuchas, lo que hizo fue prácticamente prender fuego a la población. A mi entender, ese fue un error evidente. Por otro lado, los partidarios de Lula y Dilma [Rousseff] a menudo también son incapaces de hacer una crítica. Entonces existen realmente dos lados polarizados en los que nadie atiende a argumentos. En ese contexto, el poder judicial debería actuar con mucho más responsabilidad y precaución, cosa que, por desgracia, en la situación actual, está lejos de suceder.

Portal de EBC: ¿El sondeo que hizo en São Paulo le permite señalar a políticos que se destacarían en caso de nuevas elecciones?

Esther Solano: Entre los candidatos del PSDB, Aécio Neves está mal evaluado, mientras Alckmin y Serra están un poco mejor evaluados. Pero esas evaluaciones son limitadas, pues São Paulo es prácticamente un feudo del PSDB, donde la mayoría de los electores votan por Neves y Alckmin. Una buena parte de los votantes del PSDB que ahora salen a las calles, aunque también sospechan de Alckmin, Neves y Serra, seguirían votando por ellos.

Otra parte de los votantes puede adoptar un sesgo más agresivo, y optar por candidatos como Jair Bolsonaro, por ejemplo, que fue aplaudido el 13 de marzo y a quien muchos consideran como uno de los únicos políticos honestos de Brasil. Él también critica todo, siempre se posiciona y es visto como una figura honesta. Evaluamos también a Marina Silva, y aunque ella no da la imagen de estar implicada en corruptelas o de estar contaminada por la política, en contrapunto con Bolsonaro, lo que le falta es justamente posicionarse. Ella permanece siempre un tanto neutral, no muestra una posición firme. Lo que la gente parece estar queriendo es alguien que no tiene miedo de tomar una posición, alguien que hable. Moro, por ejemplo, anda acumulando un capital político muy fuerte.

Traducción: Lucas Magdiel


Fonte: Debate político en Brasil está “infantilizado”, dice investigadora