Lula aboga por crear una cultura de paz en el país y en el mundo
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva comentó con indignación la muerte de la niña de cinco años Eloah Passos. El sábado (12), ella recibió un disparo dentro de su casa mientras jugaba en su habitación en una comunidad periférica de Río de Janeiro.
"¿Qué clase de bala perdida es esa? Alguien la disparó en aquella dirección, esa bala no estaba perdida. Esta bala fue lanzada para alcanzar a alguien y alcanzó a una niña de cinco años. ¿Adónde vamos con este tipo de comportamiento, con este tipo de violencia? Y muchas veces es la propia policía la que dispara", ha dicho Lula, este lunes (14), durante el programa semanal Conversa com o Presidente, transmitido por el Canal Gov.
Eloah recibió un disparo durante un conflicto provocado por la llegada de la policía militar para dispersar una manifestación de vecinos contra la muerte de Wendel Eduardo, de 17 años, quien también murió en una acción de la policía ocurrida anteriormente. El comandante del batallón local fue destituido.
"Cuando hablamos así, la gente piensa que estamos en contra de la policía. No estamos. Queremos policías bien preparados, con instrucción e inteligentes. Lo que no se puede hacer es salir a disparar al azar, sin saber adónde se dispara. Porque una bala perdida es un poco eso: se dispara contra alguien y se mata a otro. ¿Qué clase de broma es ésa? Este país no necesita eso", sostuvo el presidente.
Cultura de paz
Lula comentó lo sucedido al hablar de las posibilidades que tiene Brasil de crecer económicamente, de mejorar las condiciones de vida de la población, y de la importancia de crear una cultura de paz en el país y en el mundo.
La semana pasada, en un acto en Río de Janeiro, el presidente ya había criticado la muerte de inocentes a manos de policías. Dijo que no se puede confundir a los pobres con criminales.
"La gente de la periferia necesita ser tratada con respeto para que nunca ocurra lo que le pasó a un niño que fue asesinado por un policía no preparado", enfatizó Lula. El mandatario se refería al niño Thiago Menezes, de 13 años, que murió durante una operación policial el día 7, también en Río.