En Brasil, medallista de oro trabaja como voluntario enseñando boxeo

En el suburbio ferroviario de Salvador, un espacio grande y modesto sirve de área de combate a dos generosos boxeadores que utilizan parte de su día para enseñar el boxeo a niños y adultos. Uno de ellos es Robson Conceição, que se colgó la medalla de oro en Río 2016, en la categoría de peso ligero (60 kg).

El proyecto Lucha Ciudadana es promovido por la Policía Militar de Bahia, que destina parte de una de sus bases de seguridad a las clases de boxeo. Actualmente, cerca de 100 jóvenes son contemplados por la iniciativa.

Lucas Conceição, de 16 años, tiene por coincidencia el mismo apellido de su profesor, en quien dice inspirarse a diario. A pesar de la poca edad, Lucas ya subió tres veces al podio, tanto en campeonatos departamentales como nacionales. El año pasado, obtuvo el primer lugar en una competición nacional y fue campeón departamental dos veces en la categoría. Según Lucas, el proyecto cambió su vida.

“[Robson Conceição] es un atleta muy bueno, viene siempre aquí a entrenarnos. Además, tiene confianza en mí, y yo estoy entrenando para lograr lo mismo que él, para llegar donde ha llegado. Agradezco por este proyecto, pues antes yo andaba por las calles, peleaba con otros niños e iba poco a la escuela. El boxeo cambió mi vida, desde que él me invitó a entrenar”, dijo el muchacho, que ya se toma en serio el deporte.

Durante una de las clases, en la esquina de la sala, Aslane Gonçalvez aguardaba el final del entrenamiento. Gonçalves es madre de la pequeña Sofía, de 8 años, que entrena hace tres meses. Para ella, el proyecto es un instrumento de cambio social e ya influyó positivamente en el comportamiento de su hija, que ha mejorado su rendimiento escolar y la disciplina dentro de casa.

“Ella aprende mucho aquí en el boxeo. Robson y Alemão son muy buenos profesores. Ella se ha mostrado más obediente, más disciplinada, y me di cuenta de que pone más esfuerzo en las cosas que quiere, y eso es gratificante”, conmemora el ama de casa de 24 años.

En una de las clases, durante el calentamiento, decenas de niños contaban los movimientos en voz alta. En medio de ellos, corrigiendo cada movimiento equivocado, se veía al otro profesor, Edvaldo de Soua, más conocido como “Alemão”. Amigo del campeón olímpico, el entrenador habló de las dificultades para conseguir materiales adecuados para los jóvenes, aunque sostiene que eso no es motivo para dejar de incentivar a los pequeños atletas a seguir los mismos pasos del profesor campeón.

“Más allá del orgullo de tener a Robson como amigo, me siento responsable de la educación y disciplina de los alumnos. Insisto en ir personalmente a la escuela para hablar con los profesores sobre su comportamiento y rendimiento. Vamos a mantener siempre nuestro compromiso con el proyecto, pues el ejemplo es muy bueno”, dijo el boxeador.

Robson Conceição tuvo una infancia sencilla. El atleta de 27 años ya trabajó como feriante junto a su abuela, vendedor ambulante de paletas y ayudante de albañil.

Tras su eliminación en las dos ediciones anteriores de los juegos olímpicos (Pekín 2008 y Londres 2012), el atleta ganó el reconocimiento en lo más alto del podio en su propio país. Alemão se emociona al hablar de la determinación de su amigo de muchos años

“Casi me pongo a llorar porque sé que Robson tiene un origen humilde, que luchó mucho en la vida y superó muchas dificultades. Su victoria fue merecida, por lo mucho que sufrió. Ahora le llegó su momento y esa medalla tenía que ser nuestra”, comentó el entrenador.

Alemão es cobrador de autobús y entrena a los alumnos en su tiempo libre. Robson, que ha estado preparándose ya hace algún tiempo para los juegos olímpicos, divide su rutina entre las sesiones de entrenamiento en un gimnasio por la mañana y el trabajo voluntario por la noche. Pese al apoyo de la policía, el dinero asignado al proyecto no es suficiente para cubrir los costos de manutención del lugar. Según cuenta Alemão, él y Robson suelen comprar materiales tales como guantes y sacos de boxeo con su propio dinero, y que llegan a dividir los gastos en varias cuotas.”

Alemão enfatizó que no todos los días las cosas salen muy bien, pero que tiene a sus alumnos como hijos, y que ellos le dejan orgulloso por su decisión de dar continuidad al proyecto.

Traducción: Lucas Magdiel