En un intento de frenar la propagación de la pandemia del nuevo coronavirus, el gobierno brasileño ordenó que las fronteras del país con Uruguay se cierren para los extranjeros procedentes del país vecino.
Esa era la última frontera que permanecía abierta tras las restricciones impuestas la semana pasada por Brasil a residentes de nueve países.
La medida permanecerá vigente durante los próximos 30 días, pero puede ser extendida si así lo recomienda Agencia Nacional de Vigilancia de la Salud (Anvisa).
La prohibición no se aplica en algunas situaciones a brasileños nacidos o naturalizados en territorio nacional; a cónyuges o parejas de ciudadanos brasileños; a uruguayos que tienen hijos brasileños; a extranjeros residentes en Brasil; a profesionales extranjeros en misión o que trabajan para una organización internacional y a empleados extranjeros acreditados ante el gobierno brasileño.
No se han impuesto restricciones al tráfico de carga, a las acciones humanitarias previamente autorizadas, ni al tráfico de residentes de las zonas fronterizas.
El incumplimiento de las normas puede dar lugar a la deportación y al enjuiciamiento inmediatos.
El jueves (19), Brasil también prohibió la entrada por vía aérea de extranjeros procedentes de países de Europa, Asia y Oceanía.