Brasil se prepara para dejar en definitivo la misión en Haití
A menos de tres meses para el final de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití, los últimos 978 militares brasileños que participan en la llamada Operación Minustah (abreviatura del nombre de la misión en francés) se preparan para regresar a Brasil. Hay una mezcla de sentimientos y la expectativa de que el pueblo haitiano conozca tiempos mejores.
Según la Resolución 2.350/2017, aprobada por el Consejo Seguridad de las Naciones Unidas en abril de este año, todo el personal militar involucrado en la misión debe dejar el país gradualmente hasta el 15 de octubre, cuando la operación será oficialmente cerrada. A partir de esa fecha, la ONU instituirá su Misión de Apoyo a la Justicia en Haití (Minujusth), considerado el país más pobre de las Américas y uno de los más necesitados del mundo.
La desmovilización del personal se inició el 26 de junio de este año. Las acciones, sin embargo, continúan. El Batallón de Infantería brasileño, por ejemplo, viene ayudando en el mapeo de los lugares más susceptibles a desastres naturales. El conocimiento previo de estos lugares es extremadamente importante si el país caribeño vuelve a ser alcanzado, por ejemplo, por un huracán, un fenómeno común entre los meses de junio y noviembre. Según datos de la ONU, Haití es el país con el mayor número de víctimas mortales por catástrofes naturales.
Seguridad
El 15 de junio, la Minustah transfirió a la Policía Nacional haitiana la actuación en Cité Soleil, una comuna de la capital haitiana, Puerto Príncipe, que, hasta 2006, estaba dominada por pandillas que amenazaban a los residentes, trabajadores y cualquier persona que visitara el local. La tropa brasileña sigue ocupando la base militar instalada allí y realizando patrullas esporádicas. Hoy día, tras años siendo considerada una de las zonas más violentas del mundo, Cité Soleil es un lugar relativamente seguro.
De acuerdo con el ministerio brasileño de Defensa, la previsión es cerrar las operaciones de mantenimiento de la ley y del orden hasta el día 1 de septiembre y traer de vuelta el 90% de los militares brasileños hasta el 15 de septiembre. Los soldados y oficiales que permanezcan en el país después de esta fecha serán encargados de cuidar exclusivamente de las últimas medidas administrativas necesarias a la repatriación, hasta el 15 de octubre, de todo el material y equipo brasileños.
Según el comandante de escuadrón del Pelotón de Fusileros, cabo Walace Leite Dantas, una mezcla de sentimientos crece a medida que se acerca la fecha de cierre de la misión. “El sentimiento de servir en Haití, especialmente en este contingente responsable de cerrar la presencia brasileña junto a Minustah, mezcla felicidad con la responsabilidad de no tirar fuera todo lo que ha sido hecho por los que nos precedieron”, dijo Dantas a Agência Brasil. “No voy a decir que la expectativa de regresar a Brasil aumenta a medida que se acerca la fecha final porque la voluntad de quedarse y seguir ayudando a quien necesita es más grande.”
Efectivo
Desde 2004, cuando fue elegido para liderar la misión de estabilización formada por tropas de 16 países, Brasil ha enviado al país cerca de 37 mil militares, según el Ministerio de Defensa. El mayor contingente es el del Ejército, que ha movilizado a 30.359 hombres y mujeres. La Armada ha enviado a 6.299, y la Aeronáutica, 350. El efectivo que se encuentra en Haití desde mayo es el 26º y último contingente brasileño desplazado con la misión de ayudar a restablecer la seguridad y la normalidad institucional tras la turbulencia política que culminó con episodios de violencia durante protestas y manifestaciones políticas y con la renuncia del entonces presidente Jean Bertrand Aristide, elegido en 2000.
El comandante del escuadrón de fusileros, capitán Daniel Nicolini de Oliveira, dice que la participación brasileña en Haití deja el sentimiento de deber cumplido, pero también una aprehensión por la responsabilidad de que los resultados positivos de la misión se mantengan.
“Hoy, al caminar por Haití, constatamos como Minustah ha ayudado al país. La expectativa de regresar a Brasil y rever a todos los que nos apoyaron es grande. Así como es grande la responsabilidad de desmovilizar el batallón y repatriar todo el material brasileño, lo que demanda una logística inmensa”, comentó el capitán, convencido de que el efectivo brasileño “sumó positivamente a la misión de la ONU”.
Oliveira dice que guardará el recuerdo de un país receptivo, cuyo pueblo se esfuerza por mejorar cada día. “También guardaré el recuerdo de cómo es gratificante poder ayudar al prójimo; del reconocimiento que tenemos cuando andamos en las calles y de cómo crecemos personal y profesionalmente trabando contacto con otra cultura y con problemas diversos. Esta fue una experiencia única para nosotros, soldados de la paz”, agregó el capitán.
Imágenes
Cuando recibió la invitación del Consejo de Seguridad de la ONU para liderar la Minustah, el gobierno brasileño vio la oportunidad de, además de ayudar a Haití, proyectar la imagen de Brasil internacionalmente, lo que coincidió con el proyecto estratégico de intentar consolidar su liderazgo regional. A lo largo de los años, principalmente durante los primeros tiempos, no faltaron críticas a la iniciativa, como las hechas por entidades que clasificaban la presencia militar extranjera como una acción intervencionista, que desmovilizaría de la capacidad de Haití de encontrar soluciones democráticas a sus propios problemas políticos.
En 2006, el entonces ministro de Defensa brasileño, Celso Amorim, enfatizó, durante una reunión con representantes de 16 países y 11 organizaciones internacionales, que la acción internacional debería enfocarse más en el combate a la pobreza y en el fortalecimiento de la capacidad del Estado haitiano de prestar servicios a la población, con “excavadoras y hormigoneras ocupando el lugar de los carros de combate”.
Tragedias
En enero de 2010, cuando Haití fue devastado por un terremoto de 7 grados en la escala de Richter, la situación humanitaria se agravó y la ayuda internacional se volvió aún más necesaria. Más de 220 mil personas murieron, entre ellas la médica brasileña Zilda Arns, fundadora de la Pastoral da Criança, y el diplomático brasileño Luiz Carlos da Costa, vicejefe de la misión de paz de la ONU. Cerca de 300 mil personas resultaron heridas y más de 1,5 millones de haitianos se quedaron sin hogar. En medio de la destrucción, una epidemia de cólera se extendió entre la población, provocando una nueva ola de violencia que debió ser contenida con el uso de la fuerza.
Desgraciadamente, la tragedia haitiana aún estaba lejos del final. En octubre de 2016, el país fue alcanzado por el huracán Matthew, que afectó a cerca de 2 millones de personas y mató a cientos de ellas. El huracán también destruyó sistemas de agua y alcantarillado recién construidos, provocando inundaciones y agravando los problemas de salud pública. El efectivo de la Minustah fue nuevamente accionado para desobstruir carreteras y llevar agua, comida y medicamentos a la población de comunidades aisladas, además de, una vez más, ayudar en la reconstrucción de casas y de la infraestructura afectada.
Costo
Los brasileños de “cascos azules” (usados por los militares que integran la misión de paz) también realizaron obras de ingeniería importantes para la reconstrucción de Haití. Entre los 978 militares del actual contingente de Brasil, 120 integran la Compañía de Ingeniería de Fuerza y Paz. A lo largo de los años, la compañía participó en la construcción de escuelas, orfanatos, hospitales, unidades de policía, carreteras y otras instalaciones militares, además de la perforación de pozos artesianos, regularización de terrenos y remoción de escombros.
Los 850 miembros del Batallón de Infantería siguen encargados de mantener un ambiente seguro y estable, realizando patrullas, escoltando vehículos, fiscalizando el movimiento en las principales carreteras y avenidas haitianas y dando la seguridad necesarias a las demás acciones humanitarias.
Según datos del Sistema Integrado de Administración Financiera del Gobierno Federal brasileño, entre 2004 y finales de 2016, el país invirtió unos US$ 784 millones en la Minustah, de los cuales unos US$ 135 millones fueron reembolsados por la ONU.
Traducción: Leonardo Vieira
Fonte: Brasil se prepara para dejar en definitivo la misión en Haití