Brasil retado a exportar más productos con valor agregado
La agenda de exportaciones brasileña es conocida por la predominancia de los llamados productos básicos. Según datos del Ministerio de Industria, Comercio Exterior y Servicios (MDIC), de enero a agosto de este año las ventas de no industrializados lideraron la recaudación de Brasil con exportaciones. Por su parte, los industrializados, cuya fabricación exige tecnología, alcanzaron niveles mucho menores. La ecuación no es considerada saludable por economistas, ya que la balanza comercial del país queda rehén del vaivén de la cotización internacional de los productos básicos, también conocidos como commodities.
Los datos del MDIC apuntan que, de enero a agosto, la soja respondió por el 33% del valor exportado, seguida por los aceites brutos de petróleo, con el 19,56%, y el mineral de hierro, con el 15,96%. Mientras tanto, ítems manufacturados tuvieron presencia mucho menor, como los automóviles de pasajeros, que en el mismo período respondieron por el 6,71% de las ventas al exterior. Los productos de valor agregado de la industria de bebidas y alimentos generaron aún menos ingresos. Para citar algunos ejemplos, desde el inicio de 2018 hasta agosto, gaseosas y otras bebidas no alcohólicas, la margarina y el vino de uvas respondieron, cada uno, por el 0,01% del valor total exportado por Brasil.
Hay un esfuerzo en el sentido de cambiar esa realidad. La Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (Apex-Brasil) actúa a través del Programa de Capacitación para Exportación (PEIEX) preparando a empresarios –muchos de pequeñas industrias– para exportar sus productos de mayor valor agregado. Además, articula el contacto con clientes potencial, como sucede esta semana durante la LAC Flavors, feria de bebidas y alimentos promovida en Chile por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Una misión organizada por la Apex llevó a 62 empresarios brasileños para participar en rondas de negocios y exponer sus productos en el evento.
Biotecnología
Entre los participantes interesados en vender su producto más allá de las fronteras nacionales está la bióloga Fernanda Matias, dueña de la empresa emergente de biotecnología Meltech. Desde Mossoró, en el estado de Río Grande do Norte, la empresa produce hidromiel –una especie de vino de miel– y kombucha, un probiótico que, además de sabroso, aporta beneficios a la salud. “Es un refresco natural”, dice Fernanda, cuya idea para crear la empresa vino de la situación de su local.
“La región es muy rica en algunos productos, y uno de ellos es la propia miel. Pero, hace algunos años, cayó mucho la producción por falta de lluvias. Las abejas comenzaron a morir y las familias comenzaron a quedarse sin dinero. Como faltan políticas públicas en la región, la gente no sabía hacer el manejo para continuar extrayendo miel. Pensé en empezar a trabajar con un producto de valor agregado para que esas familias volvieran a producir”, explica la bióloga, que tiene doctorado en Biotecnología.
Según Fernanda, también hubo la iniciativa de una profesora de la Universidad Federal Rural del Semiárido (Ufersa), que pasó a ofrecer cursos a los productores. “Terminamos uniéndonos. Ella supo de mí y yo supe de ella”, cuenta. Ahora, Fernanda se prepara para la inserción concomitante de sus productos en los mercados nacional e internacional. De acuerdo con ella, la empresa ya nació con miras a la posibilidad de exportación. La bióloga cree que las bebidas tendrán éxito en el exterior.
“Nuestros productos tienen características únicas. La vida útil de nuestro kombucha es 12 meses, mientras que del común son tres. Patentamos la fórmula. Falta patentar la del hidromiel. Vamos a empezar todo junto, mercado interno y externo. Cuando la empresa todavía estaba siendo incubada, hace dos años, yo ya participaba en el PEIEX”, cuenta, refiriéndose a la capacitación para exportadores de la Apex. Según ella, luego de LAC Flavors, la empresa está en negociación con cuatro países: Argentina, República Checa, Costa Rica y Reino Unido.
Cachaza
Con otro producto típico brasileño, la cachaza, el empresario Ademilson Tápparo, dueño del Dom Tápparo Engenho, en São José do Rio Preto, interior de São Paulo, también busca penetración en el mercado internacional. El ingenio, una empresa familiar desde hace 40 años en el mercado, siempre ha vendido su producción en el ámbito regional, pero recientemente Ademilson ha firmado alianzas para garantizar la presencia en grandes supermercados y, ahora, espera que los extranjeros se encanten por cachazas como la Cabaré y la Dom Tápparo. El empresario también fabrica licores cócteles.
“El costo-beneficio para la exportación es mejor. El impuesto que pagamos para vender internamente, en Brasil, es mucho más alto. La degustación que hicimos durante la LAC Flavors tuvo buena aceptación”, afirma Ademilson, quien viajó acompañado de su esposa, Agueda Tápparo. Según él, Chile, Costa Rica, Australia, República Checa, Panamá, Alemania, Ecuador y Paraguay están entre los países que han mostrado interés en los productos.
Valor agregado
Según Márcia Nejaim, directora de Negocios de la Apex, a pesar de que los productos básicos siguen siendo el destaque de la agenda de exportaciones brasileñas, el país viene logrando ocupar espacios con sus productos industrializados. “Si miramos la agenda para Argentina, es de mucho valor agregado. Para los Estados Unidos, también. Es cierto que Brasil es uno de los países más competitivos en el agronegocio, pero es importante invertir también en las empresas con manufacturados, tecnología.”
El jefe de la División de Comercio e Inversión del BID, Fabrizio Opertti, visitó la LAC Flavors, defendió que los países agreguen valor a productos y servicios que ya forman parte de su cultura y particularidades, y citó el caso de Brasil. “Es necesario agregar valor a nuestras ventajas comparativas. Un país como Brasil es una superpotencia de alimentos”, declaró.
* La reportera viajó a invitación de Apex-Brasil