Expertos investigan relación entre la fiebre amarilla y la degradación
Un brote de fiebre amarilla en el estado de Minas Gerais ya ha causado 38 muertes en 2017, según el último boletín epidemiológico de la Secretaría de Salud del estado, difundido el martes (24). Todavía se están investigando otras 45 muertes.
Un grupo de expertos de diferentes estados de Brasil se está coordinando para investigar la relación entre ese brote de fiebre amarilla y la degradación del medio ambiente. Ellos creen que, si hubiera más conocimiento sobre el tema, podrían evitarse las ocasionales propagaciones repentina del virus.
Causada por un virus de la familia Flaviviridae, la fiebre amarilla es una enfermedad de brotes que ataca repentinamente a grupos de monos y humanos. Aunque las razones de ese dinámica no son bien conocidas, los expertos dan por cierta la influencia del medio ambiente. Según Sergio Lucena, primatólogo y profesor de zoología en la Universidad Federal de Espírito Santo (UFES), el brote de fiebre amarilla es un fenómeno ecológico.
En las zonas rurales y silvestres, la enfermedad es transmitida por el mosquito Haemagogus. En las zonas urbanas, puede ser transmitida por el mosquito Aedes aegypti, el mismo que transmite el dengue, el zika y la fiebre chikunguña. Sin embargo, no hay registros de transmisión de la fiebre amarilla en las zonas urbanas de Brasil desde 1942. En el brote actual, ninguno de los casos confirmados o sospechosos en Minas Gerais es urbano.
Sérgio Lucena explica que el virus de la fiebre amarilla está establecido en algunos bosques y regiones silvestres, pero con baja incidencia de la enfermedad. Él se propaga repentina y rápidamente, alcanzando a humanos y monos –los cuales empiezan a morir primero–. “Son centinelas. Si el virus comienza a extenderse en una determinada área, la muerte de los monos nos envía una alerta”, explica.
Para el primatólogo, Brasil podría tener un sistema bien articulado para anticiparse al brote, pero no hay ninguna inversión en este sentido. Si hubiera más conocimiento, Minas Gerais podría, por ejemplo, haber puesto en marcha la campaña de vacunación en los municipios de la zona de peligro con antelación, reduciendo la propagación de la enfermedad. La vacuna es la principal medida de lucha contra la fiebre amarilla.
Los efectos de la deforestación
Una de las hipótesis de los investigadores para el brote actual es la deforestación que, a lo largo de los años, ha dejado especies de monos confinadas en fragmentos muy pequeños de las florestas, lo que tiene varias consecuencias. “Sistemas ecológicos empobrecidos pueden favorecer el crecimiento de las poblaciones de mosquitos. Los mosquitos infectados, si encuentran grandes poblaciones de monos en áreas aisladas de la mata atlántica, pueden ser la fuente de esos brotes”, dice Sérgio Lucena.
Evidencias científicas también sugieren que bosques sanos, con gran biodiversidad, dificultarían la propagación de los virus. Aunque el brote no deje de producirse, su intensidad puede ser menor en un medio ambiente preservado, explica Servio Ribeiro, biólogo y profesor de ecología en la Universidad Federal de Ouro Preto (UFOP).
De acuerdo con el investigador, la población de monos se reduce mucho a cada brote y se recupera lentamente en los años siguientes. “Un nuevo brote probablemente se produce en aquel momento cuando el virus encuentra, en la naturaleza, monos con cantidad, condiciones y características genéticas favorables. Y cuando hay muchos animales infectados, la enfermedad llega fácilmente a los humanos”, explica.
Una floresta donde hay mayor disponibilidad de frutas y sombras, y donde no hay contaminación, hace que los monos se desarrollen más sanos y sin estrés, con un sistema inmunitario más eficaz, más resistente a enfermedades.
Tragedia de Mariana
Una parte de los 60 millones de metros cúbicos de residuos que fueron liberados en la ruptura de la presa de la compañía minera Samarco, en noviembre de 2015, desaguó a través del río Doce y llegó a la costa del estado de Espírito Santo, y algunos de los municipios afectados por la circulación de la enfermedad se encuentran en el Valle del Río Doce, pero Servio Ribeiro considera remota la posibilidad de influencia de la tragedia de Mariana (ciudad de Minas Gerais) en este brote de fiebre amarilla.
“La fiebre amarilla es una enfermedad del interior del bosque, y el mosquito transmisor pone los huevos en huecos de árboles y bromelias. Se trata de un mosquito de la estructura forestal. No se relaciona tanto con grandes cuerpos de agua y ríos. Las ciudades afectadas por la enfermedad están en un área adonde los residuos no llegaron con fuerza para derribar la floresta”, dice el biólogo.
Servio Ribeiro cree que la hipótesis tendría más fuerza si el brote se hubiera producido cerca de Mariana, donde el impacto de la tragedia fue más agresivo y condujo a la deforestación. “En el Valle, los residuos se acumularon en las orillas. Por supuesto, hay una degradación, pero ella, por el conocimiento que tenemos, no debe estar afectando la relación entre los vectores y los monos en el interior de la floresta”, agregó.
Especies amenazadas
De acuerdo con el boletín epidemiológico de la Secretaría de Salud de Minas Gerais, hay 18 municipios con muertes de monos bajo análisis, y otros 70 registran rumores de muertes entre esos animales. Para Sérgio Lucena, los datos no dan la dimensión de la mortandad. “Los monos están muriendo en grandes cantidades”, cuenta.
Según Lucena, aunque el fenómeno comenzó en Minas Gerais, ya se produce con intensidad en el estado de Espírito Santo. La situación amenaza especies en peligro de extinción, tales como el mono araña (Brachyteles arachnoides), nativo de la región. Los más afectados, sin embargo, son los monos aulladores (Alouatta guariba clamitans). Estudios llevados a cabo durante el brote de 2009 en el estado de Río Grande do Sul, dice Lucena, mostraron que las poblaciones de monos aulladores se redujeron al 20%.
Una preocupación que viene presentando la Secretaría de Salud es la violencia contra los monos, registrada en algunos municipios, porque hay quienes creen que sacrificar a los animales puede ayudar a prevenir la enfermedad en seres humanos. La entidad publicó en su blog un mensaje para desmitificar el tema y dejar claro que los animales son, en realidad, aliados que ayudan a mapear la enfermedad. “La infección viral dura solamente tres o cinco días. Después, los monos mueren o se vuelven inmunes. Así que las agresiones se dirigen, em general, a animales sanos, que no han tenido contacto con el virus o que ya están inmunizados y no ofrecen riesgo”, dice el texto.
Traducción: Leonardo Vieira
Fonte: Expertos investigan relación entre la fiebre amarilla y la degradación ambiental