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Internacional

Haitianos sueñan con nueva vida en Brasil

Brasil acogió a más de 30 mil haitianos tras el terremoto que asoló su
Vladimir Platonow - Reportero de Agência Brasil
Publicado en 12/01/2015 - 19:27
Chapecó, Santa Catarina
Chapecó (SC) - Trabalhadores haitianos em troca de turno na empresa de alimentos onde trabalham (Marcelo Camargo/Agência Brasil)
© Marcelo Camargo/Agência Brasil

Chapecó (SC) - Trabalhadores haitianos retornam ao trabalho após intervalo em frigorífico

Trabajadores haitianos vuelven al trabajo en frigorífico tras intervaloMarcelo Camargo/Agência Brasil

Los miles de inmigrantes haitianos que abandonaron su país tras el terremoto de 2010 son responsables de uma de las mayores diásporas modernas en Latinoamérica. El terremoto que asoló el país hace cinco años no solo afectó la infraestructura básica de Haití, sino también perjudicó su mercado de trabajo. En la actualidad, tener un empleo regular, con todos los beneficios inherentes a él, es casi un lujo –lo que explica la búsqueda de condiciones de vida decentes a miles de kilómetros de la isla caribeña–.

De acuerdo con el gobierno del estado de Acre –principal puerta de entrada a Brasil–, de los más de 30 000 haitianos que cruzaron la frontera con Brasil en los últimos años, la mayoría se estableció en São Paulo o en estados del sur del país, sobre todo Río Grande del Sur y Santa Catarina. En el municipio de Chapecó, en la parte occidental del estado de Santa Catarina, los inmigrantes trabajan en frigoríficos y viven en barrios de la periferia. En general, suelen hacer compras en las tiendas del centro de la ciudad.

Chapecó (SC) - Estudantes haitianos durante aula do curso de letras na Universidade Federal da Fronteira Sul

Estudiantes haitianos durante clase del curso de Letras en la Universidad Federal de la Frontera SurMarcelo Camargo/Agência Brasil

A pesar del duro trabajo, que incluye horas de actividad física repetitiva sin desviar la atención del manejo de cuchillos y motosierras, bajo temperaturas promedias de 8 grados centígrados, los haitianos afirman estar acostumbrados con el trabajo. El sueldo neto, alrededor de US$ 376,18, no ha atraído a muchos brasileños. Por eso, para las empresas locales, la mano de obra extranjera es muy bienvenida. Sin embargo, los haitianos también consideran baja la retribución pagada, en especial debido a la actual depreciación del real frente al dólar, que disminuye la cantidad de dólares que pueden comprar y enviar a sus familias en Haití .

“Como el dólar está cotizado a casi 3 reales, resulta difícil enviar dinero a casa, dónde están mis padres, mi esposa y mi hija. Mi objetivo es traerlos para acá, pero el salario no es suficiente”, dijo Nauhm Saint-Julien, quien inicialmente trabajó en una cámara frigorífica, pero luego fue contratado como ayudante en un estudio fotográfico. Hoy día, estudia en la Universidad Federal de la Frontera Sur (UFFS), donde ingresó gracias a un programa especial dirigido a haitianos.

Nauhm quiere quedarse en el país que le dio acogida, puesto que el regreso a su patria no le ofrece garantías de empleo u oportunidades de estudio. "La situación económica [en Haití] es muy grave. No hay nada que hacer ahí. Es muy difícil obtener trabajo. Muchas personas con educación superior simplemente no encuentran trabajo”, dijo Nauhm, quien trabajaba en un la oficina de un notario antes del terremoto.

En 2011, cuando comenzó la fuerte inmigración hacia Brasil, los haitianos ya pensaban vivir en el país. Varios de los entrevistados en los municipios de Basileia y Assis Brasil, en Acre, dijeron que tenían la intención de recaudar dinero para traer el resto de sus familias a Brasil. Una gran parte de los que llegaron al país son profesionales cualificados y con formación en áreas como Medicina, Enfermería, Ingeniería y Letras. También hablan con fluidez el inglés, francés, español y el idioma nativo, el criollo. Muchos, aunque con dificultad, ya se comunican en portugués.

En Chapecó, otros trabajadores también están determinados a quedarse en Brasil pese a las dificultades iniciales. Los que llegan se ven obligados a vivir en alojamientos y a compartir habitaciones con hasta seis personas para ahorrar dinero. El recién llegado Jonald Destimé comparte una casa con más de 55 trabajadores y está todavía aprendiendo el portugués. "Allá es peor. Aquí, tenemos como volver a empezar. Un día, si puedo, si tengo dinero, traeré a mi familia", dijo Jonald, quien mostraba con orgullo una tableta que compró en Brasil para comunicarse con su familia.

 Marcelo Camargo/Agência Brasil)

Nauhm Saint-Julien, estudiante haitiano, durante clase del curso de Letras de la Universidad Federal de la Frontera SurMarcelo Camargo/Agência Brasil

Su compañero de habitación, Edgar Marcena, contó que la falta de alimentos no es el principal drama de quien vive en Haití, pero sí el desempleo. "Hay como conseguir comida, pero no ganamos dinero para comprar ropas, por ejemplo”, explicó.

Algunos inmigrantes logran integrarse más fácilmente a la sociedad local y se casan con mujeres de la región, con quienes conforman familias y se van a vivir en viviendas propias. Es ese el caso de Smith Rivette, quien estudia Letras en UFFS y se casó recientemente con Crisiane Schneider Rivete, de Chapecó. La relación de los dos comenzó en el frigorífico donde trabajan, y tuvo que superar barreras culturales y prejuicios. Ella, una mujer rubia y de piel blanca. Él, un hombre negro y de un país extranjero. Los dos planean tener hijos en breve.

Aunque la familia de Crisiane apoye la relación, como ella misma subraya, la unión sorprendió a algunas personas. "Yo siempre dije que me casaría con alguien de piel bien morena. Mi padre me apoyó y dijo que ayudaría a pagar la fiesta. Pero también nos enfrentamos a un poco de racismo. Llegaron a decir que él me había engañado y se había llevado mis cosas. Pensaban que él estaba conmigo solamente por interés”, recordó Crisiane.

Una de las maneras que encontraron para enfrentar los prejuicios y las dificultades fue fundar una asociación de ayuda a los inmigrantes. Líder de la entidad, Jean Innocent Monfiston explicó que el objetivo es mantener la cultura de su país y ayudar a los recién llegados que no dominan el idioma. "Al principio, acompañamos a los inmigrantes y les ayudamos con la documentación. Les ayudamos a conseguir empleo y también ofrecemos cursos de portugués. Estamos pidiendo a la Embajada que abra una oficina de representación en Santa Catarina, donde ya viven más de 5 000 haitianos”, explicó Jean.

Traducción: Lucas Magdiel


Fonte: Haitianos sueñan con nueva vida en Brasil