Carta de Brasil sobre la COP30 refuerza la urgencia climática

El presidente de la 30ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30), el embajador André Corrêa do Lago, y la directora ejecutiva, Ana Toni, presentaron el lunes (10) una carta con la visión brasileña sobre la cumbre que se celebrará en noviembre en la ciudad de Belém, en Pará. El documento de 11 páginas refuerza la importancia de la unión entre los países para enfrentar un desafío y una preocupación común a toda la humanidad.
"El cambio es inevitable – ya sea por elección o por catástrofe. Si el calentamiento global no se controla, se nos impondrá un cambio que desestabilizará nuestras sociedades, economías y familias.
Más adelante, el documento señala el camino a seguir: la elección de los países por la resiliencia y la acción para combatir la catástrofe, el cinismo y el negacionismo. "Como país del fútbol, Brasil cree que se puede ganar "de remontada". Esto quiere decir que podemos luchar con miras a cambiar el partido cuando la derrota parece inevitable", enfatiza.
La carta está dirigida a los líderes y partes interesadas en las negociaciones de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC, por sus siglas en inglés) y, según Corrêa do Lago, la intención es que las ideas presentadas trasciendan los 196 países parte del tratado internacional y reciban la adhesión, incluso, de otras naciones, reforzando un verdadero "esfuerzo global".
Como ejemplo de esfuerzo global, se citó la unión de países para el fin de la Segunda Guerra Mundial, consolidada en la creación de las Naciones Unidas.
Acuerdo de París
Los negociadores brasileños creen que el Acuerdo de París es funcional, pero las negociaciones deben traducirse en acciones y, principalmente, en resultados efectivos. Este papel recae en los formuladores de políticas nacionales y los líderes políticos, quienes serán juzgados en el futuro si no responden con firmeza a la creciente crisis climática. "No habrá liderazgo global en el siglo XXI que no esté definido por el liderazgo climático", dice la carta.
Para los negociadores brasileños, la COP30 será el punto de apoyo para la palanca que cobrará fuerza con las acciones de cada nación hacia la solución del problema global. "El lugar legítimo de negociación es el Acuerdo de París y la Convención del Clima. Por eso existe una gran separación entre lo que debe negociarse y la implementación, que depende de otros organismos", explica Corrêa do Lago.
Asuntos pendientes
Entre los temas pendientes en el entorno de negociación, la carta destaca la implementación del Balance Global de Carbono (GST, por sus siglas en inglés), que es un mecanismo de transparencia previsto en el Acuerdo de París y cuya primera versión fue presentada durante la COP28 en Dubái, Emiratos Árabes Unidos. Con base en este documento, los países deben avanzar en la presentación de sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC, por sus siglas en inglés) y sus Informes Bienales de Transparencia.
La carta también menciona que aún debe concluirse la negociación sobre el Programa de Trabajo de Transición Justa (JTWP, por sus siglas en inglés), que aborda los temas de mitigación, adaptación, financiamiento, tecnología y capacitación desde la perspectiva de los países más vulnerables.
La integración de agendas sobre temas transversales al cambio climático también fue destacada en el documento brasileño como un asunto importante a trabajar durante la COP30, con una fuerte participación popular, ampliando el papel y las contribuciones de los pueblos indígenas y las comunidades locales.
"Cuanto más omnipresente se hace nuestra lucha contra el cambio climático, más necesitamos incorporar sinergias entre clima, biodiversidad, desertificación y nuestros Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)", señala la carta.
En este sentido, la presidencia de la COP30 se comprometió a entregar un Balance Ético Global (Global Ethical Stocktake – GES, en inglés) para escuchar a un grupo geográficamente diverso de pensadores, científicos, políticos, líderes religiosos, artistas, filósofos, pueblos y comunidades tradicionales.
Entre otras iniciativas y debates, la presidencia de la COP30 destacó la continuidad de los esfuerzos en la construcción del Mapa del Camino de Bakú a Belém para alcanzar los 1,3 billones de dólares. Un trabajo iniciado en la COP29, en Bakú, Azerbaiyán, que busca mejorar los mecanismos de financiamiento para garantizar las acciones climáticas, especialmente en los países menos desarrollados.
"Los choques climáticos pueden no llegar lentamente, sino que pueden surgir abruptamente, en cambios irreversibles", advierte la carta, concluyendo que la presidencia de la COP30 será el vehículo del esfuerzo global para mover el mundo hacia un futuro donde lideren las naciones comprometidas con la renovación, la regeneración y la cooperación global.



