Brasil promulga ley para impulsar la producción agroalimentaria urbana
El aumento de la producción local de alimentos, la mejora en el transporte, la creación de empleo y la optimización en la distribución de alimentos a las familias de bajos ingresos son algunos de los beneficios potenciales de la Política Nacional de Agricultura Urbana y Periurbana, promulgada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva el 26 de julio. Los expertos coinciden en que, aunque la política tiene un gran potencial, su éxito dependerá de los incentivos públicos y de una coordinación eficaz entre los gobiernos federal, estatales y municipales.
La nueva ley define la Agricultura Urbana y Periurbana (AUP) como las actividades agrícolas y ganaderas llevadas a cabo en áreas urbanas y sus alrededores. Los objetivos de la AUP incluyen mejorar la seguridad alimentaria y nutricional de las poblaciones urbanas vulnerables, crear fuentes alternativas de ingresos y oportunidades de empleo, y apoyar a la agricultura familiar, cooperativas, asociaciones y organizaciones de economía solidaria. Además, la política busca integrarse con programas de abastecimiento y compras públicas para escuelas, guarderías, hospitales y otras instituciones públicas.
Jaqueline Ferreira, directora de Investigación del Instituto Escolhas, destaca el considerable potencial de crecimiento del sector. "Estamos hablando de una agricultura que ya se practica en las ciudades, pero que a menudo permanece invisible. Las principales ciudades y capitales de Brasil cuentan con iniciativas de este tipo. Sin embargo, dado que la agricultura ha estado históricamente vinculada a las zonas rurales, los productores urbanos suelen carecer de acceso a políticas y ayudas públicas, ya que no son reconocidos como establecimientos agrícolas", explicó. Ferreira subrayó que los principales desafíos son el acceso al crédito y la formalización de estas empresas.
Potencial
Frente a la falta de atención en las últimas décadas, el sector de la Agricultura Urbana y Periurbana presenta un gran potencial de crecimiento. Una investigación del Instituto Escolhas revela que si solo el 5% de las áreas potenciales identificadas para la Agricultura Urbana en tres ciudades brasileñas —Curitiba, Recife y Río de Janeiro— se desarrollaran, aproximadamente 300.000 personas podrían alimentarse anualmente con los alimentos producidos localmente.
En Curitiba, la capital del estado sureño de Paraná, el desarrollo de nuevas unidades de producción podría beneficiar al 96% de la población que vive en situación de pobreza. Sin embargo, alcanzar este objetivo requeriría inversiones significativas e incentivos específicos.
Los estudios del Instituto Escolhas también muestran que en Belém, estado de Pará, la Agricultura Urbana podría abastecer de hortalizas a 1,7 millones de personas, superando la población actual de la ciudad, que es de 1,5 millones.
La directora del instituto señala que entre los principales beneficios de la nueva legislación se encuentran la generación de empleo e ingresos, el aumento de la seguridad alimentaria en las zonas periféricas más vulnerables, la reducción del desperdicio de alimentos y la disminución de los costos de producción, al transportar los alimentos a distancias más cortas.
En la Región Metropolitana de São Paulo, la agricultura ecológica en zonas periurbanas podría generar hasta 180.000 empleos, según simulaciones basadas en las tierras de pasto actuales, sin invadir áreas medioambientales protegidas.
Progreso
Leonardo de Freitas Gonçalves, doctorando en Geografía y Medio Ambiente por la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro (PUC-RJ), considera que la nueva legislación representa un avance significativo y necesario, especialmente en el contexto del crecimiento global de la agricultura urbana, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
"La política es una iniciativa crucial, no solo para promover la agricultura urbana y periurbana, sino también para resaltar el trabajo de quienes participan en la producción de alimentos en las ciudades, un esfuerzo que a menudo pasa desapercibido tanto para los residentes como para las autoridades municipales", observa Gonçalves.
En su investigación doctoral, Gonçalves estudió un huerto comunitario en los suburbios de Río de Janeiro, creado por residentes de una urbanización que enfrentaba inseguridad financiera y alimentaria durante la pandemia del covid-19. "Este huerto fue particularmente impresionóante por garantizar la función social de la propiedad en una zona que antes era ociosa e incluso degradada. Aún queda mucho por hacer, y los avances legislativos pueden contribuir afomentar la expansión de iniciativas similares", señala.destaca.
Cooperación
Según Jaqueline Ferreira, para que la perspectiva de la Agricultura Urbana y Periurbana se haga realidad, actores de distintas regiones deberán trabajar de manera conjunta, especialmente el gobierno federal y los ayuntamientos. "Si el gobierno federal no realiza un esfuerzo significativo, con un sólido programa de fomento, será muy difícil que las entidades locales puedan desarrollar por sí solas experiencias exitosas de agricultura urbana y operaciones locales", advierte Ferreira. Los gobiernos municipales, por su parte, deben actuar como intermediarios con empresas y grupos interesados en el sector, facilitando el acceso a la tierra y estableciendo asociaciones.
De acuerdo con el Ministerio de Desarrollo Agrario y Agricultura Familiar (MDA), en el último año se han invertido R$ 7 millones en apoyar iniciativas para la producción de alimentos saludables en las ciudades y fomentar huertos comunitarios en varios estados.
El MDA también señala que la nueva legislación promueve la creación y operación de mercados callejeros y otras formas de comercialización directa. Además, se deben establecer líneas de crédito especiales para los agricultores urbanos y periurbanos, facilitando el acceso a recursos financieros "esenciales para la inversión en producción, transformación y comercialización".