En Manaus, el deporte es un arma contra la prostitución infantil

En la capital del estado brasileño de  Amazonas, además de impulsar la conclusión de las obras de movilidad urbana e infraestructura a tiempo del Mundial de fútbol, las autoridades también se preocupan por prevenir la explotación sexual de niños y adolescentes durante el torneo.

En una región marcada por graves denuncias relacionadas con este tipo de delito, el Consejo Tutelar de Menores de la zona central y del puerto de Manaus viene cobrando más vigilancia y una actuación integrada de la red de protección a niños y adolescentes. El Consejo es uno de los órganos que conforman el Sistema de Garantía de los Derechos de los Niños y Adolescentes.

Según la consejera Daniele Soares, las niñas de Amazonas son víctimas de delitos sexuales cada vez más temprano. "Aquí en Manaus las niñas llegan a ser explotadas ya a los 11 años en promedio. ¡Es un absurdo!", comenta. El consejero Clodoaldo Santos revela que algunos barqueros lucran más al mantener sus embarcaciones paradas en el puerto que viajando, pues según se comprobó en las investigaciones, muchos niños y niñas son explotados a bordo.

"Los barcos sirven de bares e incluso de moteles, convirtiéndose en un negocio más lucrativo que el barco en movimiento. En su interior hay de todo: consumo de bebidas, fiestas...", explicó Santos. En el puerto de Manaus no se habla de la explotación sexual. Los comerciantes, transeúntes, viajeros, vendedores: nadie quiere hablar sobre el asunto.

Las niñas indígenas también son sometidas a la explotación sexual en la ciudad, según denuncia la líder Maria Alice Paulino, de la etnia Karapãna. "Los explotadores vienen aquí y hacen todo más fácil. Entonces los indios acaban entregando a sus hijas para trabajar en ese tipo de actividad, el turismo sexual".

Uno de los caminos para hacer frente a las redes de explotación sexual y promover los derechos de los niños y adolescentes es el deporte. En ese contexto, una escuela de fútbol en la periferia de Manaus está cambiando la vida de los niños que allí estudian.  De modales sencillos y con pasión por lo que hace, el profesor Clodomildo Mendes imparte clases todos los días en una cancha de tierra ubicada en un barrio pobre de la ciudad. Uno de sus 170 alumnos es Jerlisson Lima, de 15 años, quien se dice entusiasmado por la iniciativa. "Antes, yo vivía en la calle. Hoy día, estudio por la tarde y vengo a practicar por la mañana y por la noche. Paso todo el tiempo jugando a la pelota y estudiando", relató.

Pero no es solo el Mundial de fútbol que viene despertando el interés de los niños por el deporte. Para un grupo de indígenas de la región de Alto Rio Negro, los Juegos Olímpicos de 2016, en Río de Janeiro, también serán una buena oportunidad para cambiar de vida y llamar la atención sobre el potencial de los adolescentes y de los niños indígenas del país.

Un grupo de 12 atletas de la comunidad indígena se trasladó a Manaus para competir en el tiro con arco olímpico. Anderson Santos, de 15 años, miembro de la etnia Cambeba, fue uno de los seleccionados. "Nunca me imaginé que el tiro con arco iba a cambiar mi vida, hasta cuando me uní a la selección brasileña”, apuntó.

Hace casi cuatro meses, Nelson Silva de Moraes, de 14 años, dejó su aldea, en la región de Baixo Rio Negro, para aventurarse en el programa de entrenamiento. En aquel entonces, el chico llevaba un pequeño arco de madera. Hoy, entrena con un equipamiento profesional. Su mayor sueño es ser campeón olímpico en 2016.

Traducción: Lucas Magdiel