Aumenta la brecha entre ricos y pobres en Brasil
Un informe titulado “País estancado: un retrato de las desigualdades brasileñas 2018”, divulgado este lunes (26) por la organización no gubernamental Oxfam Brasil, muestra que entre 2016 y 2017 la disminución de la desigualdad de ingresos en Brasil se detuvo por primera vez después de 15 años como resultado de la reciente recesión económica. El estancamiento hizo que Brasil bajara en 2017 de la posición 10 para la 9 en el ranking global de desigualdad de ingresos.
“Nos enfrentamos a una grave crisis económica, que ha generado una ola de desempleo. Esa ola ha reducido los ingresos totales de Brasil, especialmente los ingresos de la base de la pirámide social –los primeros en sufrir en tiempos de crisis–. Como resultado, se observa un aumento en la desigualdad de los ingresos laborales, la pobreza y un estancamiento en los esfuerzos por compensar la diferencia de remuneración entre los géneros, además de un deterioro en el equilibrio de ingresos entre negros y blancos. Ese es el crítico panorama nacional que retrata el informe”, apuntó Rafael Georges, autor del documento y coordinador de la campaña de Oxfam en Brasil.
Bajos niveles de ingresos
La brecha entre los más ricos y los más pobres ha disminuido en Brasil desde 2002, según el índice Gini del ingreso total per cápita, medido por la Encuesta Nacional por Muestreo de Domicilios (PNAD-IBGE).
En 2017, los ingresos laborales de la mitad más pobre de la población brasileña retrocedieron el 3,5%. Su ingreso mensual promedio era de R$ 787,69 (US$ 203,77), menos que el salario mínimo (US$ 246,80). Por otro lado, la renta del 10% de los más ricos creció un 6%. Su ingreso mensual promedio ascendía a R$ 9.519,10 (US$ 2.462,58), según datos de la PNAD/IBGE.
El número de pobres en Brasil también aumentó en el período –15 millones en 2017, o sea, el 7,2% de la población, un 11% más ante los 13,3 millones de 2016–. Son consideradas pobres las personas que viven con hasta US$ 1,90 por día, según lo establecido por el Banco Mundial.
Georges argumenta que, desde un punto de vista estructural, Brasil ha recibido una "dura lección", pues se ha visto obligado a admitir que logros sociales pueden perderse muy rápidamente. “En 2017, volvimos a los mismos niveles que en 2012 en lo que respecta al porcentaje de la población que vive en la pobreza”, dijo.
Este cambio, señaló, demuestra la importancia de adoptar medidas estructurales. “Brasil aprendió a luchar contra la desigualdad mediante el aumento los ingresos, lo cual es importante; sin embargo, los ingresos no lo son todo. Es importante asegurar una sólida infraestructura social a través de servicios de salud y educación, especialmente con una mayor inversión en estas áreas”, sostuvo.
Impuestos para los más ricos
En su informe, Oxfam enumera una serie de cambios en el actual sistema tributario de Brasil que podrían permitirle avanzar de dos a cinco años en la reducción de la desigualdad, teniendo en cuenta el promedio anual de reducción observado desde que se introdujo la actual Constitución, en 1988. "El tema fiscal es crucial. No podemos diseñar políticas públicas si las cuentas no están equilibradas. Esto está fuera de discusión, y Oxfam es parte de ello. Los beneficios derivados del gasto social tampoco deben quedar fuera de la ecuación. El tema fiscal no es puramente fiscal, es social por encima de todo", argumentó.
El documento enumera una serie de medidas destinadas a abordar las desigualdades en Brasil, entre las que destaca la reducción de la carga fiscal indirecta del país, que pesa especialmente sobre los pobres.
"Brasil debe repensar urgentemente su sistema tributario y redistribuir la factura, reduciendo el peso de los impuestos indirectos sobre bienes y servicios, y aumentando los impuestos sobre la renta y la propiedad individual", explicó Rafael Georges.
De los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Brasil es el que tiene los impuestos más bajos sobre la renta y la propiedad. Mientras que, por cada R$ 1 recaudado en Brasil, R$ 0,22 proviene de los impuestos sobre la renta y la propiedad, el promedio entre los países de la OCDE equivale a R$ 0,40. En los EE.UU., el 59,4% de los ingresos gubernamentales proviene de impuestos sobre la renta y la propiedad de la población.