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Lluvias en el semiárido llevan esperanza al sertón

Todo el sertón, vasta región semiárida del Nordeste brasileño, se
Edwirges Nogueira – Enviada Especial
Publicado en 23/03/2015 - 13:04
Fortaleza
 Estiagem no reservatório conhecido como Açude da Pista, que abastecia moradores da comunidade Engano, no distrito de Riacho Verde, em Quixadá, sertão central do Ceará (Fernando Frazão/Agência Brasil)
© Fernando Frazao

 

 Estiagem no reservatório conhecido como Açude da Pista, que abastecia moradores da comunidade Engano, no distrito de Riacho Verde, em Quixadá, sertão central do Ceará (Fernando Frazão/Agência Brasil)

La sequíaFernando Frazão/Agência Brasil

Después de santiguarse y besar dos veces la pequeña medalla de San José, doña Inácia concluyó: “Dígnate a escuchar nuestras súplicas, oh castísimo esposo de la Virgen María, y obtén lo que pedimos”.
Al ver a la abuela saliendo de la habitación del santuario, Conceição, que se tranzaba los cabellos sentada en una hamaca en el rincón de la sala, le preguntó:
– ¿Y no llueve, eh, Madre Nácia? Ha llegado el fin del mes... Aunque hagas tanta novena...
Doña Inácia echó al techo una mirada confiada:
– ¡Tengo fe en San José que aún va a llover! Ya vimos el invierno empezar hasta en abril.

Extracto del libro O Quinze, de Rachel de Queiroz

Dice la tradición del nordeste de Brasil que, si llueve el día de San José, el 19 de marzo, no habrá sequía en el sertón del Nordeste (región semiárida compartida por los estados de Ceará, Pernambuco, Alagoas, Sergipe y norte de Bahía). Sin embargo, según los pronósticos de la Fundación de Meteorología y Recursos Hídricos de Ceará (Funceme), 2015 aún será un año de sequía en aquellos rincones.

El libro O Quinze (“El Quince”) cuenta historias de ficción basadas en el sufrimiento real de los que perdieron todo tras la dicha “Sequía de 1915”, una de las más devastadoras de la historia. Y tal cual el personaje doña Inácia, un siglo después de la terrible sequía, los llamados sertanejos, pueblo local, siguen manteniendo la fe y orando a San José, patrón de Ceará.

Comunidade Bom Jardim, na zona rural de Quixadá, sertão central do Ceará (Fernando Frazão/Agência Brasil)

Después de las primeras gotas de agua, como por un milagro, la vegetación del semiárido, antes gris, se estalla ahora en exuberantes tonos de verde. Fernando Frazão/Agência Brasil

Entre finales de febrero y principios de marzo de este año, había llovido durante varios días en casi todas las regiones de Ceará. El agricultor, aprovechando la tierra húmeda, ya empezaba a preparar el terreno o plantaba maíz, frijol y nopal –un tipo de cactus comestible que servirá de alimento para el ganado en el “verano”–. Después de las primeras gotas de agua, como por un milagro, la vegetación del semiárido, antes gris, se estalla ahora en exuberantes tonos de verde.
La Zona de Convergencia Intertropical está cambiando la dinámica del océano Atlántico Sur y trayendo lluvias regulares al estado. Este movimiento, sin embargo, puede también sufrir alteraciones. “No tenemos evidencias sólidas de que los cambios en el Atlántico persistirán. Esperamos que sigan como están y traigan más lluvia para llenar nuestros embalses”, explica el meteorólogo Raul Fritz, de Funceme.

Ribamar Lima es uno de los llamados “profetas de la lluvia”, grupo de sertanejos de Ceará que se reúne cada año en la ciudad de Quixadá y hace predicciones del tiempo basadas en la observación de los elementos de la naturaleza. En la reunión celebrada en enero, la mayor parte de los profetas presentes dijo que el “invierno” –término utilizado para referirse a estos cuatro meses de lluvia– no sería suficiente para llenar los embalses. “No confunda lluvias con invierno”, advierte Ribamar.

Hasta el momento, están ciertos. Las 149 presas monitoreadas por la Compañía de Gestión de los Recursos Hídricos de Ceará contaban juntas, hasta el 9 de marzo, con tan solo el 19% de su capacidad total. Algunas de ellas llegaron a cero.

En Ceará, el 70% del agua de los embalses se utiliza para la agricultura. Según los expertos, se trata de una “injusticia hídrica” que solo se solucionará cuando el gobierno priorice la asignación del agua a la población, no a los sectores productivos.

Ribamar Lima, 66, é um dos moradores de Quixadá conhecidos no folclore local como profetas da chuva, que anualmente se reúnem para debater e fazer previsões sobre a estiagem no Ceará (Fernando Frazão/Agência Brasil)

Ribamar Lima es uno de los llamados “profetas de la lluvia”, grupo de sertanejos de Ceará que se reúne cada año en la ciudad de Quixadá y hace predicciones del tiempo basadas en la observación de los elementos de la naturaleza, Fernando Frazão/Agência Brasil

La seguridad hídrica es solo uno de los puntos importantes para que el sertanejo eche raíces y permanezca en el semiárido. Odaléa Severo, experta en el tema, dice que también es necesario garantizar el acceso a la tierra y formas de almacenar los alimentos para personas y animales. “La sequía no se combate. Es necesario crear mecanismos para vivir bien en el semiárido”, dice.

Muchas obras se han realizado para llevar agua a la población. A lo largo del tiempo, el gobierno brasileño ha creado órganos para construir grandes presas, que sirvieron más a los intereses públicos que a los pobres sertanejos. El más grande de esos órgamos es el Departamento Nacional de Obras contra las Sequías (DNOCS), que hoy, 106 años después, espera una reestructuración y la renovación de su personal.

El pasado día 5 de marzo, los técnicos del DNOCS tuvieron que retirar los equipos y tuberías que sostenían una estructura de pozos y bombas para extraer agua de la capa freática, porque ya no había más agua suficiente, una señal de que las lluvias que cayeron hace poco no lograron eliminar el riesgo de otra “Sequía del 15”.

Traducción: Leonardo Vieira


Fonte: Lluvias en el semiárido llevan esperanza al sertón