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Derechos Humanos

Vale do Javari: la presencia del Estado aseguró la paz por muchos años

Los indígenas no siempre han convivido con la violencia
Letycia Bond – Enviada Especial
Publicado en 27/02/2023 - 12:15
Atalaia do Norte (Amazonas)
Operação Javari
© Divulgação/Superintendência Regional de Polícia Federal no Amazonas

La Tierra Indígena Vale do Javari pasó a primer plano tras el brutal asesinato de Bruno Pereira, funcionario de la entonces Fundación Nacional del Indio (FUNAI), y del periodista británico Dom Phillips, corresponsal del diario británico The Guardian, en junio de 2022. Entre el movimiento indígena y los antropólogos, el nombre de la región ya era referencia mucho antes, por tener la mayor concentración de indígenas aislados del mundo y ser escenario de disputas de poder.

El territorio se encuentra en los municipios de Atalaia do Norte y Guajará, al oeste del estado de Amazonas. Los indígenas que viven en la región no siempre han convivido con la violencia, y lo que la ha evitado fue la protección de los organismos públicos, afirma Eliesio Marubo, abogado de la Unión de los Pueblos Indígenas del Vale do Javari (Univaja).

“A finales de 2009, la Policía Federal trabajaba con un equipo de inteligencia del Ibama [Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables]. Eran muy activos en la región. Fue una época de paz, durante muchos años", recuerda.

Eliesio cuenta también que, aunque hubo paz en otra época, la tensión estaba presente en el periodo anterior al asesinato de Dom y Bruno. "Había un clima de hostilidad, por el trabajo que ya venía haciendo Univaja, y culminó en un aumento de esa hostilidad y de la delincuencia en la región. Es decir, más intereses. Y él [Bruno] era un obstáculo", dice el abogado.

Este lunes (27), una comisión del primer y segundo escalón del gobierno inicia una fuerza de tarea en el territorio, con el objetivo de restablecer el sentimiento de abrigo y cooperación entre el Poder Público y los pueblos que habitan el lugar.

La mayor parte de la Tierra Indígena Vale do Javari se encuentra en Atalaia do Norte. “Creo que la creación de una base en Atalaia do Norte es más eficaz que tener fuerzas de seguridad y fiscalización ambiental en Tabatinga, porque están a muchos kilómetros de distancia. Entonces, si se preocupan de estar más cerca de Vale do Javari o, quién sabe, si instalan una base móvil en el río Javari, entendemos que se reducirá un poco la criminalidad", defiende.

Violencia y ambición

Delimitada en 2001, la Tierra Indígena Vale do Javari abarca 8,5 millones de hectáreas y las amenazas a las que se enfrenta son tan complejas como su tamaño. Es la segunda más grande área indígena de Brasil, sólo superada por la Tierra Indígena Yanomami, con 9,6 millones de hectáreas, y tiene en común algunos de sus problemas, como la minería ilegal. Investigadores y organizaciones indígenas vienen advirtiendo constantemente a las autoridades de la presencia de narcotraficantes, madereros, cazadores, pescadores y mineros ilegales.

En la frontera con Perú, el Vale do Javari también es objeto de explotación petrolífera, contra la que se han levantado los matsés, uno de los pueblos del valle. Según registros del Consejo Indigenista Misionero (CIMI), el Equipo de Vigilancia Univaja (EVU) fue creado en 2021 para reducir la fragilidad de los pueblos de la región.

En septiembre de 2019, cuando el gobierno de Bolsonaro aún no había restringido tan fuertemente el alcance del trabajo del Instituto Brasileño del Medio Ambiente (Ibama), la autarquía desactivó cerca de 60 balsas que hacían minería ilegal en la tierra indígena y alrededores, como consecuencia de un operativo conjunto de la Funai y la Policía Federal, llevada a cabo tras cinco meses de planificación y preparación logística.

El Vale do Javari es el hogar de los korubos y otros 25 pueblos, de los cuales 19 están en aislamiento voluntario, según la ONG Instituto Socioambiental, como los mayurunas/matsés, los matis, los kulina pano, los kanamaris y los tsohom-dyapas. Algunos de los pueblos son contactos recientes. Sin embargo, los kanamaris y los marubos, por ejemplo, llevan casi un siglo en contacto con no indígenas. 

De acuerdo con el Centro de Trabajo Indigenista (CTI), estos pueblos comparten algunos rasgos socioculturales, como la lengua pano, y, al mismo tiempo, presentan diferencias relevantes entre sí. La población total supera las 6.300 personas, según el recuento del Distrito Sanitario Especial Indígena local.

El Instituto Socioambiental trabaja con comunidades ribereñas, indígenas y quilombolas, y un informe de la ONG mostró que, entre el primer y el segundo bimestres de 2022, aumentó la deforestación en tierras indígenas con presencia de pueblos aislados. 

En enero de este año, el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia divulgó el estudio Aislados por un Hilo: Riesgos Impuestos a los Pueblos Indígenas Aislados, que señala que los territorios amazónicos donde viven pueblos aislados están más amenazados que aquellos sin la presencia de esta población. En un informe técnico, el instituto enumera los riesgos que afectan a los derechos fundamentales de los pueblos indígenas en aislamiento voluntario: deforestación, incendios, acaparamiento de tierras, minería e interrupción de políticas públicas específicas para estos pueblos.