Educación ambiental acerca a estudiantes al mayor manglar del planeta
![Projeto Mangues da Amazônia/Divulgação Brasília (DF) 28/01/2025 - Educação Ambiental aproxima estudantes do maior manguezal do planeta.
Foto: Projeto Mangues da Amazônia/Divulgação](/sites/default/files/thumbnails/image/loading_v2.gif)
Ajuru, turu y cangrejo-uçá son especies de frutos y animales que forman parte de la cultura alimentaria y la economía de la mayor franja continua de manglar del mundo. Están tan presentes en el día a día de los habitantes de Bragança, en el estado de Pará, que es bastante común recibir una invitación para tomar un caldo del molusco turu o recoger ajuru, una fruta dulce y rosada, en la playa.
Ubicada en la llamada Región de Salgado, en el nordeste del estado, la ciudad amazónica está también a orillas del océano Atlántico, por lo que mezcla paisajes forestales con vida marina, dando como resultado una naturaleza única en el planeta: un manglar que se extiende desde la costa del estado de Pará hasta Maranhão, a lo largo de 679 kilómetros. Es la más grande extensión continua de este ecosistema en el planeta.
Según el investigador Marcus Fernandes, coordinador del Laboratorio de Ecología de los Manglares de la Universidad Federal de Pará (UFPA), la abundante presencia de este ecosistema costero hace de Brasil el segundo país con mayor superficie de manglares del mundo, por detrás de Indonesia. El litoral amazónico, que incluye los estados de Amapá, Pará y Maranhão, concentra más del 80% de estas áreas. “Es una región extremadamente particular, porque tiene una cuenca hidrográfica de agua dulce muy grande y eso la diferencia mucho de los demás manglares del litoral brasileño. Del litoral nordeste, que tiene una cuenca hidrográfica menor, y del litoral sudeste y sur”, explica.
Fernandes explica que el gran volumen de agua dulce transporta sedimentos y nutrientes que hacen que este ecosistema sea único en el norte del país.
“Aquí tenemos una gran conectividad con diferentes sistemas. Conectividad tanto con los arrecifes de coral –los corales amazónicos que se han descubierto desde los años 70–, conectividad con todo otro tipo de bosque de nuevos ecosistemas como las llanuras de inundación de las mareas, los igapós, la tierra firme, las restingas y otros sistemas que son boscosos y que también son tan ricos en diversidad, tanto de fauna como de flora”, señala.
Experiencia
Aunque Brasil está entre los 15 países con las mayores zonas costeras del mundo y más de la mitad de su población (54,8%) vive en el litoral, conocer un manglar sigue siendo una experiencia para pocos. A sus 17 años, Maria Eduarda Mendes vive en la costa y creció viendo el mar desde Bragança, pero durante toda su infancia sólo conoció los manglares por las historias que le contaban su abuelo y su tío pescadores.
En 2024, cuando cursaba el primer año de secundaria, participó en un proyecto de educación medioambiental promovido por el Instituto Peabiru, una organización de la sociedad civil. Al conocer los detalles del ecosistema de agua salobre, con una biodiversidad diferente a la del bosque y el mar, Maria Eduarda pudo sentir la textura del barro, ver las largas raíces de la vegetación y aprender sobre los animales que recordaba de cada historia que escuchaba.
“Cuando volvimos de allí, les conté a todos aquí en casa lo divertido que había sido y las ganas que tenía de poder vivirlo cada vez más”, recuerda.
Según el coordinador Madson Galvão, el proyecto forma parte de un programa educativo más amplio llamado Manglares de la Amazonía, que, sólo en 2024, recibió la visita de unos 2.000 estudiantes y 300 profesores de 29 escuelas y dos instituciones de enseñanza superior.
“Muchos de estos estudiantes ven la Amazonía sólo como un bosque de tierra seca. Pero no, tenemos otra franja, con otra característica, que es la Amazonía costera, donde se encuentra el ecosistema del manglar y el ecosistema marítimo. Así que cuando llegan a esta Amazonía, ven las conexiones entre nuestros ríos, la selva, los manglares y el mar”, explica.
Expansión
En 2025, cuando la ciudad de Belém de Pará acogerá la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP30) en noviembre, los organizadores del proyecto esperan ampliar su capacidad y llegar a más estudiantes. Ya están planeando presentar propuestas de educación ambiental a la 1ª Conferencia Internacional de Niños y Jóvenes sobre Educación y Cambio Climático, una reunión preparatoria para la COP, que tendrá lugar en la misma ciudad, entre el 7 y el 21 de marzo.
Inmersión
Para Marcus Fernandes, las clases al aire libre son experiencias sensoriales, científicas y de concienciación sobre la importancia de los manglares para proteger la zona costera, la seguridad alimentaria de la población local y su capacidad para almacenar carbono y proteger al planeta del cambio climático. “El manglar tiene una capacidad de almacenamiento superior a la tierra firme, de dos a tres veces más. Esto es importante para el efecto de equilibrio medioambiental”, explica.
A medida que los alumnos interactúan con el ecosistema, van conociendo las especies. “Les enseñamos a identificar las tres más dominantes: Rhizophora mangle, el mangle rojo; Avicennia schaueriana, el mangle negro; y Laguncularia racemosa, el mangle blanco. Así que trabajamos en su asociación con el sedimento, y a partir de ahí nos adentramos en la fauna, porque es en el manglar rojo, con su suelo más fangoso y fácil de construir galerías y madrigueras, donde el cangrejo tiene una mayor distribución asociada”, explica el coordinador del proyecto.
Además de conocer la distribución de los manglares en la Amazonía y las especies de fauna y flora de este ecosistema, los estudiantes participan en la plantación de plantones para la reforestación de zonas degradadas de manglares.
“Es increíble saber que hemos plantado cosas nuevas en el manglar y, cuando yo vuelva allí, para ir a la playa por ejemplo, veré lo grande que estará”, dice Maria Eduarda.
A partir de iniciativas de educación ambiental, el programa ya ha recuperado 16 hectáreas de manglares en la Amazonía, donde se monitorea el regreso de los cangrejos y se estudia la variabilidad genética de la especie para identificar semillas más resistentes, que garanticen un mayor éxito en futuras reforestaciones.
La interacción con pescadores y extractivistas se suma a la experiencia de los conocimientos tradicionales, la economía y la cultura alimentaria regional. “Es una actividad que aporta un aprendizaje interdisciplinar, porque vamos a tratar allí una serie de temas. Ciencia, geografía, cultura local. Vamos a tratar el conocimiento de la relación entre el medio ambiente y las personas y la sociedad”, concluye Fernandes.
![Projeto Mangues da Amazônia/Divulgação Brasília (DF) 28/01/2025 - Educação Ambiental aproxima estudantes do maior manguezal do planeta.
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